Doña Esperanza López llega a la entrevista empujando una destartalada carriola de aspecto frágil, en la que transporta varias bolsas de plástico con chicles baratos, paletas, y algunas cajetillas de tabaco.
-Hola, yo soy la pareja de Toño –la mujer de unos 40 años se presenta con un apretón de manos tibio, casi sin fuerza, para luego pedirle a su hija Miriam, una joven que apenas rebasa la mayoría de edad, que se haga cargo de sus dos hermanos; un niño de cinco años y una niña de nueve que no paran de corretear por un parquecillo ubicado entre la avenida Salamanca y la calle Durango.