El día 16 de octubre en un acto público, el presidente Enrique Peña Nieto, mostrando su enojo, comentó sobre la renuncia del ahora exprocurador Raúl Cervantes y le echó la culpa a la vorágine política que se presenta en los tiempos actuales. La renuncia es una más que se presenta en la actual administración, en este caso es la primera en la Procuraduría General de la República, que ya lleva tres titulares. De alguna manera, la causa de esa renuncia es el tema del nombramiento del fiscal anti-corrupción.
Llama la atención que, para Peña Nieto, la población busca indicios de corrupción en todo lo que pasa. El presidente dijo que no era una cuestión genética de los mexicanos pero sí cultural. Como ejemplo, habló de un choque de vehículos como efecto de la corrupción: en redes sociales se dice que si el semáforo se descompuso es porque alguien pagó para que eso pasará. Así, de acuerdo con la óptica de Peña, lo que sucede es que el semáforo es corrupto.