Anayeli Torres Morales, de 19 años de edad, pagaba sus estudios con el dinero que obtenía de la venta de tortas y antojitos que metía a escondidas al salón de clases donde cursaba el segundo semestre de Enfermería.
En su pueblo era conocida por el espíritu de superación que exaltaba en su vida diaria. Provenía de una familia de escasos recursos, pero hacía lo posible para no abandonar los estudios y ayudar con el gasto en su hogar.