A pesar de que los efectos de los metales pesados se manifiestan a largo plazo, este 6 de agosto expira el periodo de operación de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica Ambiental de Sonora (UVEAS), el único módulo que atiende, con deficiencia, a más de 300 afectados por el derrame de tóxicos de una mina de Grupo México hace cinco años, de acuerdo con un convenio firmado en 2014 entre Buenavista del Cobre y la Cofepris. Además, el Centro de Salud prometido por el Fideicomiso Río Sonora sigue en obra negra.
Martha Patricia, habitante de Baviácora, Sonora, tiene plomo en la sangre, toma seis medicamentos y la atienden tres médicos especialistas luego del derrame de 40 millones de litros de sulfato de cobre en los ríos Sonora y Bacanuchi de Buenavista del Cobre, de Grupo México, la minera más grande del país propiedad de Germán Larrea Mota Velasco.