De poco o nada han servido las denuncias sobre casos de corrupción y tráfico de influencias en la Conade. El presidente López Obrador ordenó una auditoría y emitió lineamientos generales de austeridad, pero los directivos de ese organismo las burlan impunemente y la directora general, Ana Guevara, ha negado todos los señalamientos, sin tocar a los recomendados y familiares de funcionarios que devoran el presupuesto del organismo.
La partida presupuestal denominada Capítulo 3000, que en 2019 operó con 70 millones de pesos en la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), ha sido utilizada para pagar “aviadores” y contratar amigos y familiares de un grupo de funcionarios que se repartieron las 306 plazas que deberían ser usadas exclusivamente para atender a los deportistas de élite del país.
Pasando por alto las medidas de austeridad que el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó desde que asumió –y reforzó a causa de la crisis económica por la pandemia del coronavirus–, en la Conade literalmente regalan el dinero público del Capítulo 3000 a personas que cobran sin trabajar y sólo hacen acto de presencia en las oficinas.