Al margen de si es condenado o no por delitos de narcotráfico, para sus víctimas y para los que padecieron su tiranía, el legado de Genaro García Luna ya está escrito. Los depositarios de ese legado son 120 mil muertos que dejó cuando salió huyendo a la Florida, acusaciones de contubernio con los capos y ser el primer secretario de Estado alcanzado por el largo brazo de la justicia estadounidense.
En un reciente seminario, organizado por El Colegio de México y coordinado por Sergio Aguayo, Tony Payan, director del Centro para los Estados Unidos y México del Instituto Baker de la Universidad Rice, presagió que el legado de García Luna será de “constructor de instituciones”, frase que atribuyó a Eduardo Medina Mora. Tras describirlo como un “personaje muy complejo, que entendía muy bien su trabajo, su visión y lo que él tenía qué hacer en materia de seguridad”, consideró que el que haya evidencia de que pudo haber tomado sobornos del narco, no le quita mérito.