Los anuncios amarillos con letras negras que dicen “Alerta, zona de alto contagio” empiezan a ser más recurrentes conforme uno se acerca a los kioscos que el Gobierno de la Ciudad de México colocó para realizar pruebas y detectar la COVID-19.
Aún en la pandemia, la ciudad no deja de ser un lugar de contrastes: en unas calles están los restaurantes abiertos sirviendo comida y unas cuantas después, las alertas: “Cuidado, use cubrebocas”, “Cuidado, quédese en casa”.