Fundadores del PRD hacen la autopsia del partido que combatió con obstinación para reformar la política y abrir un espacio a la izquierda, pero que acabó saboteándose al dividirse en tribus y al pactar con Peña Nieto y con el PAN, y que quedó herido de muerte con la salida de López Obrador.
Una enorme manta de fondo amarillo con la imagen de la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez cubre la fachada principal del edificio de ocho pisos de Benjamín Franklin 84, de la sede del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que poco a poco se va vaciando de personal que, de por sí, ya era escaso.
Otras dos mantas amarillas con los símbolos del sol azteca, que cubren el resto del edificio de más de 15 metros de alto, no permiten observar las oficinas de las que, a mediados de los noventa del milenio pasado y principios de los 2000, llegó a ser la segunda fuerza política del país.