Ante la escasez de agua, integrantes de más de 20 comunidades indígenas protestaron en marzo 2021 para exigir que la embotelladora Bonafont, parte de la transnacional Danone, dejara de operar. Desde entonces, la empresa frenó sus actividades, pero las y los habitantes siguen sin garantía de que no las retomarán, por lo que continúan organizándose para proteger sus pozos y ríos de la zona de esta y otras industrias contaminantes.
Por años, grandes empresas, entre ellas las embotelladoras de agua, han sido beneficiadas por generosas concesiones para explotar los acuíferos. Los perdedores han sido las comunidades. Es el caso de lo que ocurrió en una región agrícola del municipio de Juan C. Bonilla, en Puebla. Ahí no faltaba el agua para consumo humano, pese a la invasión industrial desde hacía varias décadas. Hasta que la situación cambió y se vieron obligados a organizarse para expulsar a quienes saquearon y contaminaron sus pozos.