AUTOR: JAVIER SICILIA.
MÉXICO, D.F. La guerra contra las drogas, cuyos costos en México son ya altísimos, tiene su otro rostro en las políticas segregacionistas que, a pesar de los triunfos de los derechos civiles de los negros, padecen las poblaciones afroamericanas en Estados Unidos. Para encontrar esa íntima relación entre nuestro sufrimiento y el de esas minorías del país vecino, es necesario leer un libro de la jurista Michelle Alexander, The New Jim Crow: Mass Incarceration in the Age of Colorblindness (El nuevo Jim Crow: el encarcelamiento masivo en la era del daltonismo, 2010).
Jim Crow –nombre tomado del espectáculo Jump Jim Crow que interpretaba el actor blanco Thomas D. Rice para satirizar las políticas populistas del presidente Andrew Jackson en el siglo XIX– se refiere a las leyes segregacionistas que, promulgadas en 1875 bajo el lema “separados pero iguales”, sólo concluyeron en la década de los sesenta con las luchas por los derechos civiles de los negros. Para Alexander, sin embargo, esas leyes han vuelto a aplicarse bajo el disfraz de la guerra contra las drogas que Richard Nixon decretó en la década de los setenta.
Esa guerra, que en México ha cobrado en los últimos siete años más de 80 mil muertos y no menos de 30 mil desaparecidos, en Estados Unidos las ha cobrado en criminalización y encarcelamiento.