FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: JOSÉ EMILIO PACHECO.
El crimen y la traición
La novela pone en orden el caos de lo que indefiniblemente llamamos realidad, da coherencia a lo que por su naturaleza misma carece de ella. La primera de sus exigencias es la verosimilitud. El mundo tangible suele prescindir de este requisito.
Como dice Stanley Ross en su biografía de Madero, si algún novelista inventa un presidente que al enfrentarse a un golpe militar da el mando supremo de sus tropas a un general que es su peor enemigo y no tardará en traicionarlo y asesinarlo, usted suspende al instante su lectura y no vuelve a creer ni el autor ni en el libro.
Pero la vida no es ficción, la historia tampoco. Por motivos que un siglo después aún luchamos por dilucidar, Francisco I. Madero puso la cabeza bajo el hacha del verdugo. Abnegación, fatalismo o voluntad de martirio, su intento de reducir la violencia desencadenó una tempestad de sangre y fuego que se prolongó casi treinta años. Sus consecuencias llegan hasta nuestros no menos trágicos días.
San Salvador Atenco, Méx. Al ingeniero Roberto Muñoz Espinoza se le ve frecuentemente visitando a los ejidatarios de los pueblos de la cuenca texcocana: Atenco, Nexquipayac, Acuexcomac. Es representante de la empresa Alter Consultores, que se dedica a hacer
diagnósticos de riesgo ejidal, comunal y de la pequeña propiedad. Su compañía ha sido contratada por el consorcio español OHL precisamente para gestionar la compra de terrenos en Atenco. En sus visitas de casa en casa