By: Draco Dracul
on 16:45:00
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FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0
AUTOR: ÓSCAR BALDERAS.
Antes de 1993, Ricardo Salinas era un empresario de mediano nivel. Lo mejor que se podía decir de él era que tenía buenas credenciales académicas –licenciado como contador público con Mención Honorífica en el Tec de Monterrey y un MBA en la Universidad de Tulane, Nuevo Orleans, en Estados Unidos– y que tendría que ponerlas a prueba para salvar el negocio familiar.
Había heredado de su padre un negocio de venta de radios y televisores que había crecido hasta convertirse en varios locales de venta de electrodomésticos, pero que en aquel año se encontraba quebrado: Elektra, el brazo financiero del negocio familiar llamado Grupo Salinas y Rocha.
Mucho ha pasado desde entonces: Ricardo Salinas aprovechó su amistad con el hermano del entonces presidente de México, Carlos Salinas, y a través de Raúl Salinas obtuvo un préstamo millonario para ganar un asiento en la subasta de Imevisión, un medio gubernamental que, como muchas otras empresas del país, se remataron para privatizarlas.