Los medios, destacadamente la televisión, se encargaron de alimentar el odio ciudadano contra la movilización magisterial que inundó la capital del país las últimas semanas, y festinaron en vivo el desalojo de los profesores que acampaban en la Plaza de la Constitución. Pero no mostraron todo. Nada dijeron de los soldados disfrazados de policías, de “halcones”, de los golpes a mansalva hasta contra la prensa, del uso de gases y chorros de agua para dispersar a contingentes que iban en retirada.
La guerra se percibía en el aire. Dos helicópteros de la Policía Federal (PF) pasaban casi al ras sobre el campamento, haciendo volar los plásticos con que los maestros se cubrían. Llovía.