AUTOR: JASON MCGAHAN.
En aras de obtener información sobre las actividades del Cártel de Sinaloa y sus líderes, la DEA permitió a los hermanos Margarito y Pedro Flores traficar a Estados Unidos grandes cantidades de cocaína. Según documentos y testimonios judiciales, ambos –otrora socios del Chapo Guzmán y actualmente testigos en el juicio contra Vicente Zambada– lograron un acuerdo con la agencia antidrogas estadunidense que les brindó impunidad y, en los hechos, convirtió a esa instancia gubernamental en cómplice de la actividad a la cual está obligada a combatir.
Después de todo, la fiscalía de Estados Unidos no siempre puede presentar como evidencia la palabra de dos hermanos que estuvieron en docenas de reuniones con Zambada y su padre, El Mayo, como confiables colaboradores del cártel.