AUTOR: ERNESTO VILLANUEVA.
MÉXICO, D.F. Esta es la tercera ocasión que en los dos años más recientes me he ocupado de las denominadas pensiones de los extitulares del Ejecutivo federal.
Con motivo de mi primer texto publicado en Proceso a principios de 2012 surgió la idea de profundizar en este asunto, lo que derivó en que la maestra Hilda Nucci González y yo publicáramos la obra Beneficios expresidenciales (Temis, Bogotá, 2012).
Ahora se encuentra en proceso de factura la edición mexicana, que estará lista para principios de 2014. Comparto aquí algunas de las novedades de esta segunda entrega editorial en virtud de su oportunidad y pertinencia.
Primero. ¿Por qué otorgar una pensión a quien ocupó la titularidad del Poder Ejecutivo Federal? No hay una respuesta que sea unívoca y que haya adquirido consenso doctrinal.
Primero. ¿Por qué otorgar una pensión a quien ocupó la titularidad del Poder Ejecutivo Federal? No hay una respuesta que sea unívoca y que haya adquirido consenso doctrinal.
La justificación de estas prestaciones extraordinarias –si la hay– no reside en garantizar la vida digna de los exmandatarios del país, pues en todo caso cada uno de los gobernados las merece.