AUTOR: ÁLVARO DELGADO.
MÉXICO, D.F. (apro).- “Ya me quemaron, ahora me voy a hacer millonario”, les dijo Germán Martínez a varios senadores tras renunciar a la presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), humillado por la derrota de 2009, y luego se ganó el mote de “Adela Micha”, porque pedía la mitad de los recursos que gestionaba ante el gobierno y por adelantado.
No dispongo, por ahora, de pruebas para asegurar que Germán Martínez era –o es– un coyote más que trafica con influencias, pero es indudable que es uno de los nuevos ricos del PAN: De no tener ni casa propia al inicio del sexenio de Felipe Calderón, de pronto compró una de 16 millones 200 mil pesos.
Fue efectivamente una prosperidad repentina: Dejó el PAN en julio de 2009 y montó en Coyoacán un lujoso despacho –FGZ Consultores—y, tras diez meses de trabajo, compró su casita en la mejor zona de San Angel a Justino Compeán, presidente de la Federación Mexicana de Futbol (FMF).
Cuando, en julio de 2012, publiqué esta información en el semanario Proceso–como parte de los nuevos ricos del gobierno de Calderón, como Alejandra Sota, César Nava, Maximiliano Cortázar, Rogelio Carbajal, entre otros–, Martínez envió una carta atribuyendo su fortuna a su trabajo de abogado de firmas mexicanas y extranjeras.