AUTOR: JORGE CARRASCO ARAIZAGA.
En tiempos en que el Ejército Mexicano se desgasta en la inútil guerra emprendida contra los cárteles de la droga y sigue cayendo en el desprestigio, tanto en el país como en el extranjero, por sus constantes violaciones a los derechos humanos, el gobierno federal y la Secretaría de la Defensa concibieron ya un nuevo plan para darle mayor poderío a las Fuerzas Armadas. Básicamente, esta iniciativa consiste en duplicar el presupuesto al sector, pero manteniéndolo alejado del escrutinio público y de la justicia civil.
MÉXICO, D.F.- El presidente Enrique Peña Nieto y el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el general Salvador Cienfuegos Zepeda, quieren duplicar los recursos para el Ejército, incrementar sus efectivos, aumentar su presencia en labores policiacas y darle un marco jurídico que le permita regularizar su lucha en las calles contra el crimen organizado.
Sin embargo, los principales responsables de la seguridad en el país no están dispuestos a acotar el fuero de guerra ni a que las Fuerzas Armadas rindan cuentas ante el Congreso.
El Ejército lo quiere todo, menos adecuarse a un control civil. Ésa será la tendencia del sexenio de Peña Nieto, según se desprende de sus nuevos objetivos declarados.