AUTOR: JESUSA CERVANTES.
Los días posteriores a la jornada electoral federal del 1 de julio de 2012 se destapó el escándalo del Monexgate, el uso de monederos electrónicos repartidos al por mayor para inducir el voto en favor del candidato priista. Pero ya desde antes la Unidad de Fiscalización del IFE había detectado “movimientos inusuales” en las tarjetas Monex y había pedido a la Secretaría de Hacienda su manual contra el lavado de dinero. La PGR intervino –sospechaba el uso de recursos del narcotráfico– y empezó a investigar; incluso congeló cuentas y aseguró efectivo de algunas personas físicas y empresas coludidas en el Monexgate… Sin embargo, todo se diluyó tersamente hasta desaparecer una vez que Enrique Peña Nieto fue declarado presidente electo.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Cuando aún no estaba formalizado el triunfo del priista Enrique Peña Nieto en las elecciones presidenciales de 2012, la Unidad de Fiscalización del Instituto Federal Electoral (IFE) detectó movimientos “inusuales” en los monederos electrónicos utilizados por el PRI e hizo la denuncia correspondiente ante la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda.
Las operaciones que llamaron la atención de la Unidad de Fiscalización implicaban el uso irregular de cuando menos 40 millones de pesos –en ellas participaba el Grupo Comercial Inizzio, S.A. de C.V., empresa denunciada el 5 de julio de 2012 por Andrés Manuel López Obrador como parte de la trama de triangulación de recursos en favor del candidato priista– y el uso de dinero “en otros países”.