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Los detenidos por el secuestro y asesinato del periodista veracruzano Gregorio Jiménez de la Cruz negaron su participación en los hechos y, además, denunciaron ante los medios de comunicación locales que fueron objeto de presiones, amenazas y tortura para firmar su confesión, con lo que contradicen las afirmaciones del titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Veracruz, Amadeo Flores Espinosa, quien el pasado 11 de febrero dio por hecho su participación en el crimen y aseguró que el móvil fue “una venganza personal”.
El periodista de la comunidad de Villa Allende, en el municipio de Coatzacoalcos, Veracruz, fue plagiado el miércoles 5 de febrero del interior de su casa. El 11 de febrero su cuerpo fue localizado en una fosa clandestina de Las Choapas, junto con los restos de otras dos personas, entre ellas el ex líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en Villa Allende, Ernesto Ruiz Guillén, quien había sido “levantado” el 18 de enero pasado.
Colegas periodistas denunciaron que Goyo Jiménez cubría desde hace meses información de secuestros y extorsiones en la región, y en específico dio seguimiento al caso de Ruiz Guillén. Muchas de sus notas no las firmaba con su nombre y lo hacía con la etiqueta de “redacción”, por el temor que hay entre los periodistas a las represalias del crimen organizado y de los caciques locales, explicaron periodistas el 12 de enero.