AUTOR: ICELA LAGUNAS.
Bastó un año para que dos de las empresas que certificaron la construcción de la Línea 12 del Metro del DF cambiaran de opinión. Antes la consideraron segura para iniciar operaciones, y ahora obligaron a cerrarla por ser un peligro para los usuarios.
Llegó la hora de que Marcelo Ebrard Casaubón rinda cuentas de las múltiples irregularidades de la Línea 12 que motivaron, en un acto sin precedentes, la suspensión del servicio.
En esta historia en la que todos buscan salir exculpados existen dos empresas internacionales TUV y ILF que por un lado avalaron desde 2012 la puesta en marcha de la Línea Dorada, y que un año después emitieron el dictamen demoledor que obligó al cierre de estaciones.
Y es que ahora que llegó el momento de señalar con nombre y apellido a los responsables de las múltiples fallas de los trenes, los procesos no concluidos y del riesgo a los miles de pasajeros, todos los funcionarios involucrados, del sexenio de Marcelo Ebrard y del actual de Miguel Ángel Mancera, buscan salir lo menos raspados posibles.