FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JOSÉ GIL OLMOS (ANÁLISIS)
MÉXICO, D.F. (apro).- Hay políticos que caen en lo ridículo en el afán de encubrir la realidad. El gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, es uno de ellos si vemos como ha tratado de ocultar la creciente violencia en su entidad que se ha convertido en botín del crimen organizado. Lo mismo lo fue Enrique Peña Nieto que, con el afán de no empañar su carrera hacía Los Pinos, oculto la basura debajo del tapete y ahí la dejó.
A la vieja usanza, la edición 1950 de la revista Proceso -que contiene un trabajo sobre la disputa del territorio mexiquense por los cárteles de Jalisco Nueva Generación, la Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y los Zetas- fue adquirida de manera masiva en diversos municipios del Estado de México y algunos puntos del Distrito Federal, con la clara intención de evitar su circulación.
Es ridículo intentar bloquear la información en una era en la que, precisamente, la libre circulación de los datos en la red global es la base principal de las redes sociales.