AUTOR: PARIS MARTÍNEZ.
Belinda fue detenida, sin orden de aprehensión y sin acusación formal en su contra. Esta semana concluyó su proceso, que duro siete años, y la sentencia será emitida en un mes; su defensa argumenta que fue víctima de una acusación fabricada.
En el año 2007, Belinda llegó a Torreón, Coahuila, procedente de la Ciudad de México, para ayudar a su hermana a administrar el negocio familiar, un bar llamado La Carreta, del que, poco tiempo después, se convirtió en la propietaria al 100%.
El establecimiento daba frutos, funcionaba hasta la madrugada, y en pocos meses generó una clientela regular, éxito que fue rápidamente detectado por el crimen organizado y pronto comenzaron las extorsiones telefónicas, exigiendo a Belinda entregar las ganancias generadas por el bar, a cambio de preservar la integridad física de sus familiares.
Belinda se negó a pagar, y el castigo vino pocos días después de la primera llamada extorsiva, el 15 de julio de 2007, cuando al Bar La Carreta llegó un convoy de la Policía Federal Preventiva (hoy Policía Federal), cuyos elementos invadieron el local para realizar lo que calificaron como una “revisión de rutina”, para la cual, aseguraron, no se requería orden de cateo.