AUTOR: ERNESTO VILLANUEVA (ANÁLISIS)
Para todos fueron conocidas las diferencias de percepción y de criterio de los últimos comisionados del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI). No se sabe públicamente, empero, que hay indicios razonables de que su penúltima presidenta, Jaqueline Peschard Mariscal, se sirvió con la cuchara grande para tener probablemente sustanciales ahorros al término de su gestión y al margen de la ley. Veamos.
Primero. A Gerardo Laveaga y a Juan Pablo Guerrero les tocó responder, como si tal cosa fuera posible ante hechos consumados de manera burda, a una serie de actos de corrupción detectados por la Auditoría Superior de la Federación (ASF, documento 349/2012 con oficio de orden AECF/0273/2013) precisamente en los tiempos de Peschard como presidenta. Cabe recordar que Laveaga asumió la presidencia del organismo el 21 de enero del 2013.
De entrada, la ASF afirma que “el IFAI comprometió alrededor de 683 millones 788 mil pesos para la compra del inmueble que es hoy su nueva sede y cuyo costo presenta una variación importante respecto de los 490 millones de pesos que, en primera instancia, la anterior comisionada presidenta (Jaqueline Peschard) había señalado como costo del inmueble”.