AUTOR: ANABEL HERNÁNDEZ.
Ante el terco silencio mantenido por las autoridades federales a partir de la publicación en Proceso (edición 1968) del reportaje en torno a la huelga de hambre masiva organizada por El Chapo Guzmán y La Barbie en el penal de máxima seguridad El Altiplano, la protesta resultó un éxito para los capos y los más de mil internos que se sumaron a ella. Tras cinco días de ayuno por parte de los internos, el gobierno de Enrique Peña Nieto, a través del director del Cefereso, se vio obligado a dar atención a todas sus demandas, relacionadas con los derechos humanos…
MÉXICO, D.F: Joaquín El Chapo Guzmán, quien fue considerado en Estados Unidos como el capo “más poderoso del mundo”, no ha sido neutralizado en el penal de máxima seguridad de El Altiplano, donde supuestamente se encuentra aislado desde el pasado 22 de febrero, ya que, por el contrario, ha dado nuevas muestras de su poderío al ganar desde la cárcel su primera batalla pública al gobierno de Enrique Peña Nieto.
Junto con Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, exsocio del Cártel de Sinaloa e integrante del Cártel de los Beltrán Leyva, El Chapo organizó una huelga de hambre masiva en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1, que inició el 16 de julio y terminó el día 20 al recibir atención la mayoría de las demandas de los reclusos.