lunes, 3 de noviembre de 2014

Los 20 desaparecidos en Veracruz que no están ni en las estadísticas

El 2 de agosto del 2013 patrullas de la policía estatal se llevaron a 20 personas en una comunidad de Atoyac, Veracruz, según acusan las familias. Nunca fueron presentadas. Denunciaron la detención de 11 de ellos. 15 meses después, no hay ningún indicio de su paradero. Ni siquiera aparecen computadas en los registros de la procuraduría sobre secuestros de ese mes.


Juana Peña se aferra al tenis de su hijo menor, como si así pudiera alcanzar a acariciarlo. Juan Carlos Martínez Peña tenía 14 años el viernes 2 de agosto del año pasado. Apuraba las vacaciones de la secundaria. Lo único que volvió a ver de él es uno de los tenis que calzaba aquella tarde, cuando el calzado apareció tirado en un cañar cercano al poblado de Corral de Piedra, en Atoyac, a 11 kilómetros de donde era originario: Potrero Nuevo, otra comunidad del mismo municipio.
Los vecinos del pueblo relatan que a media tarde entraron a Potrero Nuevo cerca de una decena de patrullas de Seguridad Pública del Estado de Veracruz. De tres pudieron identificar los números: 0812, 1420 y 1154. El resto tenían los números tapados con cinta. Los agentes también acostumbran a traer la cara tapada. Llegaron a La Potra Zaina, una suerte de congal donde despachaban los Zetas, y se llevaron a trabajadoras y clientes. Los vecinos todavía recuerdan cómo los policías sacaron a la patrona, Carmen Arias, de 80 años, jalándola de los pelos. Aseguran que vendía droga. Su nieta, Inés Sánchez Arias, de 35 años, dirigía rezos a la Santa Muerte en Corral de Piedra. También la detuvieron en camino. Y con ella, a Juan Carlos y a su hermano mediano, Margarito, de 18 años. Se llevaron a otros dos menores: Diego Jair Valero y Marco Antonio Fernández, de 17 y 16 años. También, cuentan, a una mujer de origen centroamericano, por la que nadie ha reclamado.

20 personas en total. No les imputaron cargos. Tampoco los presentaron ante ningún ministerio público. Ninguna ha aparecido todavía.

Juana fue a la tienda y una vecina le avisó. “Detuvieron a tus hijos”. Las madres se juntaron. Acudieron a la policía municipal pero no les supieron dar razones. Esperaron todo el fin de semana a ver si ellos o la policía daban señales. El lunes fueron a Córdoba, a unos 20 minutos en carro, a poner la denuncia ante la Subprocuraduría regional.

Ese mismo miércoles se manifestaron en su municipio y en Córdoba. El jueves la Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz (PGJE) informó en un comunicado que se había denunciado la desaparición de 11 personas en Atoyac y que la Agencia Veracruzana de Investigaciones (AVI) iniciaría “de inmediato las indagatorias para dar con el paradero de estas personas”. Y negó que la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), a través del Mando Único, hubiese realizado “ningún operativo en esa comunidad ni detuvo a ninguna persona ese día”.

“¿Cómo es que entran en camionetas estatales y no sabe nadie de la policía ni el mando único? ¿A poco les van a robar 10 o 12 camionetas?”, se pregunta Juana indignada. Al cabo de una semana de ese primer comunicado, los medios locales publicaron que según la misma PGJE los tres números de patrullas reportados sí existían, pero ya no estaban en servicio.

En Córdoba opera, desde abril de 2012, el Mando Único, una coordinación de 600 efectivos de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, la Secretaría de Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional. Al entrevistar al Comandante Raúl Gómez, de la Subsecretaría de Logística, es decir la Unidad de Inteligencia de ese Mando Único, dijo que los secuestrados de Atoyac “es una investigación abierta todavía” y “hasta el momento no se ha comprobado que fueran policías estatales (los perpetuadores)”.

“Actualmente se mimetiza mucho la delincuencia. En cualquier parte del país han encontrado patrullas clonadas, uniformes clonados, y bueno, yo pienso que la mejor forma de esconderte es que te vean, entonces no asumiría que fueron policías estatales”, agrega el Comandante Gómez. Y continúa: “es una situación muy difícil para que nosotros la asumamos. Compartimos responsabilidades con más instituciones. Aquí damos una asistencia legal, de patrullaje y obviamente todo nuestro apoyo en la búsqueda. Tenemos despliegues. La prueba es que no ha vuelto a suceder. No es una justificación pero la contención también es trabajo. Estrictamente lo que nos toca lo estamos haciendo, que es tener presencia en la zona”, concluye.

Pero sus palabras suenan huecas cuando apenas unas horas antes, al rozar las 8 de la mañana y a cuatro cuadras del turístico zócalo de Córdoba, le dispararon 5 tiros a Antonio Pérez Luna, un joven de 25 años, al entrar a su coche, detenido en doble fila, después de dejar a sus dos hijos de 3 y 6 años en una guardería particular contigua al popular centro comercial La Garza.

Seis días después de esa misma entrevista, el 15 de octubre, 6 jornaleros de caña de Potrero Nuevo, la misma comunidad de los 20 desaparecidos de hace quince meses, desaparecieron camino a trabajar a un municipio cercano. Todavía no aparecen. Los cañeros trabajaban para Teódulo León, un empresario local asesinado el pasado 6 de septiembre delante de la Iglesia principal del pueblo.

“Hay una política de negación permanente de la violencia. Borran a las víctimas de las estadísticas oficiales, de los medios. El gobernador Javier Duarte quiere mostrar a Veracruz como un caso de éxito en la pacificación del país pero la realidad es que sigue teniendo situaciones muy complicadas. Todo ese corredor Orizaba-Córdoba-Xalapa ha sido territorio Zeta. Su presencia es menor ahora que hace tres años, pero todavía hay. Muchos a lo mejor ya no responden a un liderazgo, pero siguen operando. Según fuentes del gobierno, después de la detención del Z-40 (Miguel Ángel Treviño) una parte de la estructura de los Zetas quedó suelta”, explica el experto en seguridad y narcotráfico Alejandro Hope.

Potrero Nuevo es una comunidad de 14 mil habitantes fundada alrededor de los ingenios azucareros que crecen en las orillas de una carretera secundaria, que enlaza a Córdoba con el Puerto. En la Región central de Veracruz, la de las Grandes Montañas, a tan solo 20 minutos de la ciudad en carro, Potrero Nuevo es conocido por sus ingenios y una cascada de 8 metros que se ve desde el paso del ferrocarril, la Bestia. La región está controlada por el grupo criminal Los Zetas. Los policías municipales, según aseguran en el pueblo, están coludidos con ellos. Cuando fui a reportear, el mismo taxista con el que llegamos al pueblo otro periodista y yo, avisó al Jefe de la Policía Municipal que íbamos a pasar el día allí. Dos agentes nos vigilaron toda la jornada.

El investigador Alejandro Hope explica que la zona sigue siendo importante para la delincuencia organizada porque forma parte de la ruta de la cocaína hacía el norte, pero sobretodo por la trata de personas y la extracción de rentas a través de la extorsión, los secuestros y los robos. En Córdoba, entre 2010 y 2012 prácticamente todos los comercios pagaban cuota. “M”, comerciante de ropa americana que prefiere salvaguardar su identidad, asegura que los Zetas le cobraban 4 mil pesos mensuales para dejarla operar su tienda. Es más de lo que le pagaba a la empleada. Después de 8 meses cerró porqué no le rendía. “A veces eran los propios municipales quiénes cobraban, destrozaron el comercio en la ciudad”, asevera.

En diciembre de 2011, la Marina –con el apoyo de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA)– detuvo, justo en un rancho de Córdoba, a Raúl Lucio Hernández Lechuga, El Lucky o Z-16, operador de Los Zetas en el centro del país. EU ofrecía un millón de dólares por él y la Procuraduría General de la República otros 15 millones de pesos. En su declaración ministerial, filtrada 5 meses después por el diario Reforma, Hernández confesaba que los Zetas pagaban una nómina de 30 millones de pesos al mes a policías municipales y estatales de Veracruz y que tenían un enlace en el gobierno de Duarte, de apellido Lagos. Según el rotativo, el único alto funcionario con ese apellido es Erick Lagos Hernández, quién todavía ahora sigue siendo el Secretario de Gobierno del Estado, después de negar las acusaciones.

La Marina se instaló en la región. Los policías municipales de Córdoba fueron reemplazados por el Mando Único. Sin embargo, los índices de delincuencia no han mejorado significativamente. “Cuando entró la Marina y el Ejército, hubo una matazón de halcones y cobradores de cuota. Ahora con el Mando Único la gente tampoco está contenta y sigue habiendo delincuencia pero ya no es tan explícito”, explica la comerciante cordobesa. Hope lo corrobora: “en 2012 y 2013 la Marina barrió con buena parte de la estructura de los Zetas con técnicas a lo Tlatlaya. Mataron a mucha gente, a familiares, violentaron todas las normas posibles e inimaginables”.

“Quitaron a los policías municipales, que no pasaron el examen de confianza porque tenían vínculos con el crimen organizado, pero ponen a otros que no sé si lo pasarían”, sostiene Edmundo Reyes Yeladaqui, organizador de las dos Marchas por la Paz que han tenido lugar este año en Córdoba y presidente de la organización civil Pacto Ciudadano. Él asegura tener conocimiento directo de dos personas que han sido secuestradas el último año por agentes del Mando Único. Uno apareció al día siguiente muerto en un arrollo cercano a Córdoba, otro fue liberado dos meses después y no quiere hablar por amenazas.

Veracruz es la tercera entidad con mayor número de secuestros, entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de este año se registraron 132 víctimas. Solo por atrás del Estado de México que, con el doble de población, acumula 144, y Tamaulipas. En averiguaciones previas iniciadas entre enero y septiembre de este año por secuestro vemos un incremento del 49% respecto al mismo período de 2013.

“Y hay muchos delitos que no se denuncian, sobretodo secuestros. ¿Quién se va a animar a denunciar? Si denuncian quedan en la impunidad y encima los amenazan o los matan. No hay justicia ni estado de derecho”, agrega Yeladaqui.

Para Hope el mando único “no resuelve el problema”. “Quita responsabilidades al traspasarlas a Marina y Ejército, quita presión a los municipales, pero si no va acompañada de otras medidas de desarrollo policial u otras reformas al marco legislativo, no necesariamente mejora la calidad de los policías”, añade el investigador.

En el caso de Atoyac, la pregunta principal que asalta es quién dio la orden. “No es la primera vez que un grupo criminal usa policías estatales o municipales. Lo que habría que saber es si estas patrullas estaban operando por cuenta propia para barrer Zetas o alternativamente estaban a las órdenes de un grupo criminal rival, o la tercera posibilidad es que fuese un ajuste de cuentas entre los mismos Zetas que usaran a la policía como músculo. El drama es que no sabemos bien a bien que sucede”, plantea Hope.

***

Jairo Manuel Flores Donado salió de la vidriera Schott, una multinacional con sede en Amatlán, a apenas 7.5 kilómetros de Potrero Nuevo, alrededor de las 4 de la tarde. Trabajaba allí como técnico de maquinaria desde los 19 años. Ahora tendría 31. Empezaba el fin de semana y antes de regresar a casa se detuvo a tomar algo en la cantina La Potra Zaina. También se lo llevaron. Junto al tenis del adolescente Juan Carlos apareció una tarjeta de cliente de un centro comercial a nombre de Jairo. Hace 15 meses que su madre, Jovita Donado, y su abuela lo esperan.

15 meses sin saber nada. 15 meses de visitas a dependencias gubernamentales, de concentraciones, de lamentos. 15 meses con 20 personas desaparecidas. En una de las primeras visitas a la Subprocuraduría de Justicia del Estado, con sede en el municipio vecino de Córdoba, un funcionario les dijo a Juana y a Jovita que “si se los llevaron es porque algo habrían hecho” y el estigma les sigue pesando. No ha habido grandes marchas por ellos, ni los medios internacionales han volteado a verlos.

“Muchos eran malandros”, dice un periodista regional en un intento de explicar por qué el caso no ha saltado a la opinión pública. Pero el derecho internacional y la Constitución mexicana estipula que cualquier ciudadano merece un juicio justo. Las desapariciones forzadas son un delito de lesa humanidad y el estado es el responsable de garantizar la vida y la seguridad de los ciudadanos.

Las familias de Donado y Martínez Peña se aferran a que sus hijos estén vivos. Sin embargo, este verano se hicieron las pruebas de ADN. Entre el 16 de junio y el 2 de julio se descubrieron 12 fosas en el municipio de Cosamaloapan, a 150 km al sureste de Atoyac, en la misma Veracruz. Aparecieron 31 cuerpos, todos con signos de tortura y mutilaciones.

Ninguno respondía a los 20 de Atoyac. En mayo, se descubrió otra fosa en medio de los cañares cercanos a Potrero Nuevo y aparecieron los restos de dos personas calcinadas.

Pero a estos 20 no se los tragó la tierra. Tal vez sí lo hizo el silencio que impone el miedo y la carencia de recursos para ir a reclamar. El altar a la virgen de Guadalupe dónde Juana acomodó las fotos de sus dos hijos desaparecidos ocupa una sexta parte del largo de toda su casa. Juana, su esposo, su hija de 18 años y su bebé de 5 meses comparten un cuarto que debe medir alrededor de 20 metros cuadrados. En él tienen dos camas matrimoniales, una cocina básica, un comedor y las pocas pertenencias de los cuatro. De la pared descarapelada y con manchas de humedad que ensombrecen todavía más un rosa chicle añejado, cuelgan estampas de imágenes católicas y un ventilador que apenas palia los calores tropicales y los embates de los mosquitos del poblado. Juana gana 70 pesos al día haciendo empanadas y gorditas en el puesto de otra vecina. Su marido es chofer de los autobuses que van a los pueblos vecinos. Solo para ir a Córdoba necesitan gastar 100 pesos y perder un día de trabajo. Cuando fue con Jovita a Xalapa se gastaron 800 pesos. La visita a la Subprocuraduría especializada en Investigaciones en Delincuencia Organizada (SEIDO), en la capital mexicana, les costó alrededor de 2 mil pesos y tampoco dio frutos. Eso sí, tuvieron que dormir en la calle porque no tenían ni para el hotel. Han tenido 8 reuniones en total. Han ido hasta el Centro Estatal de control, comando, comunicaciones y cómputo de la PGJE, más conocido como el C4, a ver si los tenían allí recluidos. No tienen avances.

Ese mes de agosto de 2013 en el que desaparecieron, la PGJ de Veracruz reportó al Secretariado Ejecutivo Nacional que inició 12 averiguaciones previas por secuestro. Sin embargo al revisar las cifras de Incidencia Delictiva por municipio, no hay ninguna iniciada en Atoyac ese mes.

“Habla de este fenómeno de negación que sucede en Veracruz”, insiste Hope y asevera que las cifras reportadas por la PGJ del Estado no son confiables. “Las estadísticas delictivas de Veracruz son probablemente las peores del país, compitiendo con las del Estado de México. Las revisiones que realicen son monumentales. En 2013 habían reportado 600 homicidios y de la nada le añadieron 300 más. Se habían comido un número de homicidios similar al que ocurre en Chile en un año. Cada mes deben subregistrar entre 30 y 40 asesinatos”, asevera Hope.

Sin embargo, al revisar un blog impulsado por familiares de desaparecidos en la región Orizaba-Córdoba: las denuncias públicas se multiplican. Un columnista del diario El Buen Tono de Córdoba, Andrés Timoteo, se hace eco en su editorial del 8 de agosto pasado del sobrenombre con que los vecinos de la zona ya bromean sobre la cantidad de desaparecidos que se suceden en la zona, el “Triángulo de los Bermúdez” la llaman, en un juego de palabras por el Triángulo de las Bermudas, donde la leyenda dice que la gente desaparece y el nombre del Secretario de Seguridad Pública de Veracruz, Arturo Bermúdez. 

“Estamos en un estado de emergencia, pero Duarte sigue diciendo que Veracruz está seguro, no tiene ningún interés en acabar con esto. El encubrimiento es un delito, ¿no?”, acusa Reyes Delayaqui, desde Pacto Ciudadano.


“Nosotros queremos hablar con el gobernador Duarte, que me digan donde está mi hijo, a mi, mi casa no me interesa, me destierro si hace falta, pero díganme donde está”, suplica ya Jovita desesperada. Mientras pasan los días, los dimes y diretes de quiénes podrían ser y lo que les habrá pasado se multiplican, pero las madres de los desaparecidos no pierden la esperanza de encontrarlos con vida y que se haga justicia.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: MAJO SISCAR.

Estudiantes a SEP: diálogo debe ser en el IPN, no en la Vasconcelos

"Mantenemos nuestra propuesta con sede en el auditorio 'Alejo Peralta' dentro del centro cultural 'Jaime Torres Bodet', aceptando que se realice el día martes 4 de noviembre a las 13 horas", indican.

Estudiantes del Instituto Politécnico Nacional pidieron que el diálogo público, programado para este martes, se realice en las instalaciones de su casa de estudios, y no en la Biblioteca Vasconcelos, como lo estableció la Secretaría de Educación Pública.


Aquí la respuesta que los alumnos entregarán este lunes a la dependencia:



FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.

Consignan ante juzgado federal a 7 militares presuntamente implicados en el caso Tlatlaya

El Consejo de la Judicatura Federal informó que siete militares, presuntamente implicados en el caso Tlatlaya, fueron consignados ante un Juzgado federal. Las ordenes de aprehensión,se informó, fueron cumplimentadas a la medianoche del 31 de octubre.

El Consejo de la Judicatura informó, este fin de semana, sobre la consignación de siete militares, presuntamente implicados en los hechos ocurridos en Tlatlaya, Estado de México, en los cuales perdieron la vida 22 civiles que se encontraban en una bodega de esa localidad.

El Juzgado Cuarto de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales en el Estado de México, informa que el pasado 31 de octubre de los corrientes, cerca de la media noche, se tuvo por cumplida la orden de aprehensión librada dentro de la causa penal 81/2014, contra siete miembros del Ejercito Mexicano implicados en los hechos donde perdieron la vida 22 personas en el municipio de Tlatlaya, Estado de México.

A los militares Alan Fuentes Guadarrama, Julio César Guerrero Cruz, Roberto Acevedo López, Samuel Torres López, Ezequiel Rodríguez Martínez, Fernando Quintero Millán y Leobardo Hernández Leónides se les imputa su presunta responsabilidad en la comisión del delito de Ejercicio indebido del servicio público.

Asimismo a Fernando Quintero Millán, Roberto Acevedo López y Leobardo Hernández Leónides se les atribuye también su presunta responsabilidad en la comisión del delito de Abuso de autoridad, homicidio calificado en agravio de ocho personas y alteración ilícita del lugar y vestigios del hecho delictivo.

En tanto que a Ezequiel Rodríguez Martínez se le imputa además su presunta responsabilidad en el ilícito de Encubrimiento, en la hipótesis de no procurar impedir la consumación de un delito.

Las personas antes mencionadas, son elementos del Ejército Mexicano que probablemente tuvieron participaron en los hechos en el mes de junio de 2014 en Cuadrilla Nueva, comunidad de San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, Estado de México, donde perdieron la vida 22 personas que se encontraban en el interior de una bodega.

Los siete inculpados quedaron a disposición de este Juzgado de Distrito en reclusión en la prisión militar adscrita a la Primera Región Militar, ubicada en el Campo Militar 1-A, en México, Distrito Federal.

Atendiendo al lugar donde dichos inculpados se encuentran privados de su libertad, esta autoridad jurisdiccional envió exhorto al Juez de Distrito de Procesos Penales Federales en el Distrito Federal, en turno, para que en auxilio de las labores de este juzgado, les recabe la declaración preparatoria y resuelva su situación jurídica dentro del término de ley.

…….


La Comisión de Derechos Humanos emitió recientemente un conjunto de recomendaciones a varias autoridades relacionadas con el caso. La investigación realizada por ese organismo, arrojó información que inculpa a los militares en la ejecución de 15 de los 22 civiles que murieron en dichos hechos.

FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.

¿Quién para la CNDH?

MÉXICO, D.F: No hay duda de que el tema de la violación de los derechos humanos se ha convertido en parte protagónica de la agenda nacional.

Los asuntos de Iguala y Ayotzinapa como los focos rojos más recientes se han sumado a otros muchos que ponen a México como un país cuestionado a nivel internacional, lo que más impacta al gobierno federal.

En ese contexto, se ha cerrado el periodo de inscripciones para elegir al presidente la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que se realizará al alimón con varios frentes abiertos. Veamos.

Primero. De cara a la opinión pública internacional, no hay claridad sobre la diferencia entre las atribuciones de municipios, estados y Federación, debido a lo cual el gobierno de Enrique Peña Nieto ha tenido que enfrentar varios problemas, entre los que mediáticamente han destacado los de Iguala y Ayotzinapa. Pero ha habido muchos otros, como los referentes a diversas desapariciones forzadas, a abusos de migrantes y a la movilización inédita de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, que busca promover prácticas democráticas de elección de sus directivos y la rendición de cuentas, y que amenaza con contagiar a otras instituciones educativas del país.

Tales circunstancias han conducido a que la presente elección en la CNDH funcione como la Bolsa de Valores, en donde no hay nada seguro para nadie conforme avancen los días que faltan para decidir quién presidirá ese organismo. Los inscritos son pocos si se comparan, por ejemplo, con los concurrentes a la elección de la titular de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).

En este escenario, el Senado de la República no puede darse el lujo de perder el control del proceso por presiones de las más variadas expresiones ciudadanas. Para el gobierno de Enrique Peña Nieto es preferible quedar mal con las organizaciones de la sociedad civil que ver cómo se va por la borda su campaña para atraer inversiones y turismo bajo la percepción extranjera de que hay un proceso gradual pero constante hacia el asentamiento de prácticas democráticas en México.

A esos propósitos fundamentales del gobierno federal se suma la apatía que hasta ahora muestran las organizaciones de la sociedad civil, las cuales, en lugar de prestar atención en el momento actual de la CNDH, se han volcado en su mayoría hacia las protestas por los graves sucesos en Iguala y Ayotzinapa.

Segundo. Los candidatos son variados. Hasta el momento de escribir este artículo, Raúl Plascencia Villanueva cuenta con el apoyo del PRI, que ha cerrado filas sobre su reelección a pesar de los insistentes llamados del rector de la UNAM, José Narro Robles, para apoyar al todavía abogado general de esa institución académica, Luis Raúl González Pérez. El PAN, por lo menos su expresión mayoritaria, se ha declarado también a favor de la reelección del actual titular de la CNDH.

En los partidos de izquierda existe molestia por la postulación de González Pérez por ser objeto de una denuncia de plagio que no ha sido resuelta, en perjuicio del investigador universitario Enrique Carpizo, que fue del conocimiento y de reprobación de varios senadores y senadores del PRD y del PT. El gran problema de González Pérez es un asunto de percepción que, en política, es realidad, sobre todo si se trata de venderse como un defensor de derechos humanos y es acusado de cínico violador de derechos humanos por expresiones de izquierda. La propia senadora Layda Sansores, secretaria de la Comisión de Derechos Humanos, se manifestó por que la CNDH resolviera a fondo la queja presentada por Carpizo. De no ser así, dijo en un comunicado de prensa, sería como “poner la Iglesia en manos de Lutero”.

Si el reconocido activista de los derechos humanos y expresidente de la CDHDF Emilio Álvarez Icaza, ahora secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), se hubiera postulado, seguramente habría concitado el apoyo de los partidos de izquierda, de una parte del PAN y de una del PRI, y habría representado una candidatura con más probabilidades que las que se presentan ahora, pues lo que han hecho es dividir a la izquierda en varios grupos, según las distintas tendencias que cohabitan en esa formación política.

Tercero. Para la sociedad, la situación de los derechos humanos es de crucial importancia por el incremento de sus violaciones y por el efecto negativo para el gobierno de Enrique Peña Nieto si el tema no es administrado con pulcritud, por lo menos en la forma, que, como decía Jesús Reyes Heroles, “es fondo”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ERNESTO VILLANUEVA.

Padre de normalista denuncia que gobierno de Guerrero ofreció $100 mil para que callaran

MÉXICO, D.F: Padres y familiares de los normalistas desaparecidos denunciaron que el gobierno de Ángel Aguirre les ofreció 100 mil pesos a cada uno para que dejaran de buscar los estudiantes, publica este sábado el diario La Jornada.

“Llega gente del gobierno diciéndonos: ‘sabes qué, ¿necesitas algo?, ¿te podemos ayudar en algo? Mira, firma estos papeles, te vamos a dar 100 mil pesos’. ¿Para qué? Para que nos calláramos”, dijo este viernes ante estudiantes y académicos de El Colegio de México Bernabé Abraham Gaspar, padre de Adán Abraham de la Cruz, uno de los normalistas desaparecidos.

Gaspar agregó que a otros padres de familia los estuvieron buscando para darles dicha cantidad.

En tanto que Clemente Rodríguez Moreno, padre de Christian Rodríguez, de 19 años, preguntó su lo ocurrido con su hijo fue un “castigo” por haber “conocido la educación y los libros”.

En una reunión de padres de los normalistas con estudiantes de El Colegio de México y de la UNAM, Rodríguez responsabilizó a las autoridades de los tres niveles de gobierno de colaborar con grupos del crimen organizado para cometer asesinatos y desapariciones forzadas.

“No sabemos dónde están, qué les ha pasado, si cargan la misma ropa, los golpean o los torturan. Yo lo estoy esperando con los brazos abiertos y voy a luchar hasta encontrar a mi hijo y a sus compañeros me pase lo que me pase, aunque sea lo último que haga. Quiero encontrar a mi hijo aunque sea la última vez que yo lo vea”, dijo Clemente.

Insistió en que el gobierno federal “no ha hecho nada, ni encontrado nada. Ya pasaron 35 días, por eso quiero anunciar, si hay un medio (de comunicación), una cámara, si mi hijo me está viendo, si me está escuchando, que no se desespere, que voy por él, voy por los 43 jóvenes. Me pase lo que me pase, lo último que quiero es verlos con vida”, añadió.

Responsabilizó al exgobernador Ángel Aguirre Rivero, al exedil de Iguala, José Luis Abarca; al alcalde de Cocula, César Miguel Peñaloza y a los policías de ambos ayuntamientos de lo ocurrido y por eso deberían estar en la cárcel, destacó Rodríguez Moreno.


José Solano, alumno de la Normal de Ayotzinapa, dijo por su parte sentirse decepcionado porque “esperábamos del presidente respuestas diferentes”, según la nota de La Jornada.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: REDACCIÓN.

Acudirá AMLO a la CIDH por consulta sobre reforma energética

MÉXICO, D.F: Andrés Manuel López Obrador anunció que acudirá a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) violaron la Constitución y le negaron a los mexicanos su derecho a ser consultados sobre la reforma energética.

Desde Zacualpan, Morelos el excandidato presidencial consideró que los ministros corruptos de la Corte creen que al rechazar la consulta ciudadana sobre la reforma energética “nos vamos a cruzar de brazos, se equivocan: una cosa es reforma impuesta y aprobada y otra muy distinta es reforma aplicada”.

Explicó que llevará ante la CIDH un documento escrito por Loretta Ortiz, abogada constitucionalista, firmado Martí Batres, presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena,  y los ciudadanos que deseen sumarse.

“Todavía falta. No vamos a permitir que se roben el petróleo, porque es del pueblo y de la nación”, advirtió López Obrador.

Anunció que volvió a subir la gasolina que ahora alcanza 13.22 el precio por litro de Magna.

Dijo que en Estados Unidos el combustible cuesta 10 pesos, 30 por ciento menos que en México.

El presidente del Consejo Nacional de Morena recordó que la gasolina en el país ahora cuesta más porque los políticos corruptos tienen el negocio de la compra de este combustible en el extranjero y es por eso que se niegan a construir refinerías para producirlo en México.

Durante su participación en la asamblea informativa en Tetela del Volcán, le deseó al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, que se recupere.


“Yo la libré hace 11 meses, pero por la suerte, por la ciencia y el creador estoy vivo y mientras viva voy a seguir luchando”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: REDACCIÓN.

Los otros desaparecidos de Iguala que nadie buscó; los jóvenes que el Ejército se llevó

IGUALA, Gro: El macabro voceador del periódico amarillista vespertino anuncia por el altavoz que los 43 normalistas son buscados por militares, marinos y federales en el basurero de Cocula, y al señor Félix Pita y la señora Guadalupe Orozco se les encoge el corazón, reviven la ausencia de sus respectivos hijos, también desaparecidos en Iguala y a los que nadie nunca buscó. Los suyos, dicen, no fueron llevados por la policía municipal, a ellos se los llevó el Ejército.

Ellos aseguran que a sus hijos y a cuatro jóvenes más los desapareció personal del 27 Batallón de Infantería de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con sede en Iguala. Es el mismo batallón que durante la balacera del pasado 26 de septiembre en la que tres estudiantes normalistas fueron asesinados, 25 heridos (uno tiene muerte cerebral) y 43 desaparecidos no intervino aunque sus instalaciones están a menos de tres kilómetros de donde se dio la cacería.

“No es posible que no nos pongan atención, esas fosas que llevan 50 y tantos cadáveres, también eran jóvenes, eran hijos o padres de familia, a quienes alguien espera, a ellos no les dan importancia, a ellos no los van a identificar. ¿Nosotros no valemos? ¿No es el mismo dolor que sufrieron los estudiantes? ¿Necesitamos hacer destrozos, levantarnos en armas para que nos hagan caso? Ellos mismos, las autoridades, han propiciado todo esto”, dice la señora Orozco, madre del joven desaparecido el 1 de marzo de 2010, Francis Alejandro García Orozco, el cuarto de sus cinco hijos.

“Es como cuando a la herida le pones limón, te identificas con esa gente que después de saber que se los llevaron autoridades y al ver cuántas y cuántas osamentas han encontrado en las fosas, que todas esas personas tienen nombre, hijos, padre, madre, pasaron por todo eso. No está olvidado, está adormecido”, dice el hombre, padre del adolescente Lenin Vladimir Pita Barrera, desaparecido por el Ejército con Francis y otros cuatro jóvenes.

A estas familias nadie les hizo caso. Ni aunque la hermana de Francis Alejandro vio al convoy de militares que acababa de llevarse del bar Cherry’s a su hermano con los cinco acompañantes. Ni aunque cuentan con un video donde se observa el operativo y donde, efectivamente, se aprecia una camioneta que parece militar acompañada con otra que opera sin insignias. Ni aunque un militar aceptó que sí acudieron al bar la noche de la desaparición. Ni aunque la organización internacional Human Rights Watch ha señalado que las pruebas de este caso son contundentes para señalar al Ejército.

A ellos nadie les hizo caso aunque acudieron a justicia militar, la PGR, la Secretaría de Gobernación y las comisiones local y nacional de derechos humanos.

En ese momento el 27 Batallón era comandado por el militar Antonio Reyes Rivera.

Estas semanas que han observado el despliegue de fuerzas federales por todo Guerrero que buscan a los 43 normalistas, vuelven a sentir su propia tragedia.

“Esto viene a revivirme ese sentimiento que nunca he dejado, esta preocupación, el machete lo hemos tenido metido en la vaina, nos pone en alerta. Así como se pide que los 43 regresen con vida también que los seis muchachos de nosotros regresen, porque el gobierno federal sabe su paradero”, dice el hombre, quien se ve cansado. En la esquina se escucha el repetitivo perifoneo de las últimas noticias.

Pruebas contundentes

En el informe “Ni seguridad, ni derechos”, publicado en noviembre de 2011, Human Rights Watch menciona este caso y señala: “Existen pruebas contundentes que señalan la participación del Ejército en este delito, incluidas grabaciones de cámaras de seguridad donde se observan vehículos militares que intervienen en el secuestro, el testimonio de un testigo y una denuncia oficial que indican la presencia de soldados en el lugar de los hechos, y declaraciones del Ejército en las cuales reconocen haber efectuado una redada esa noche. Si bien el agente del Ministerio Público estatal inició una investigación del caso, luego lo remitió a la jurisdicción militar, y los agentes del Ministerio Público militar aparentemente no habrían conseguido avances en los 18 meses posteriores al incidente. Hasta octubre de 2011, ningún soldado había sido acusado por ningún delito en relación con el caso. Por su parte, los familiares que han exigido que estas presuntas desapariciones forzadas se investiguen de manera exhaustiva e imparcial han recibido amenazas y, en un caso, han sido objeto de agresiones físicas directas”.

Los desaparecidos son Francis Alejandro García Orozco, de 32 años, quien era dueño del bar, los empleados Sergio Menes Landa, de 22; Olimpo Hernández Villa, de 34; Andrés Antonio Orduña Vázquez, de 21;  Zózimo Chacón Jiménez, de 22 y el adolescente que ayudaba ese día Lenin Vladimir Pita Barrera, de 17.

“Dos cámaras de seguridad ubicadas frente al club captaron imágenes del momento del secuestro, y Human Rights Watch tuvo acceso a estas grabaciones posteriormente. Las grabaciones muestran a tres automóviles sin insignias que llegan al lugar y se estacionan en la acera. Se ve a un grupo de individuos que descienden de los vehículos e ingresan al club. Mientras tanto, al otro lado de la calle aguarda una camioneta pick-up que parece ser un vehículo militar. Minutos después, los hombres salen del club con sus víctimas y las suben a los automóviles sin insignia que estaban esperando. Se ve que la pick-up hace una señal con las luces, y entonces el convoy de vehículos se aleja del lugar, seguido inmediatamente por la camioneta pick-up y otras tres camionetas idénticas”, agrega.

En el video, al que tuvo acceso Proceso, se nota que en cuanto las camionetas se van llega el automóvil de Laura Estela, la hermana de Francis Alejandro, quien observó el retiro de los militares.

“Ella ve un convoy de militares, son cuatro camionetas tubulares cada una con seis a siete elementos. Un soldado iba revisando su arma. Ellos se siguieron, unos hacia el 27 Batallón, ella se siguió de largo, no se imaginaba que en ese convoy esos militares llevaban a su hermano. Desde ahí nunca lo hemos vuelto a ver”, narra la madre de Francis Alejandro. Laura Estela escucha en silencio el relato y asiente con la cabeza.

Cuando la familia se dio cuenta que Francis Alejandro no aparecía y recibieron debajo de la puerta de su negocio un disco con lo que las cámaras captaron ese día, acudieron a las instalaciones del 27 Batallón para pedir informes y un soldado les preguntó –sin pregunta de por medio– si iban por lo de la disco Cherry’s.

La familia García Orozco asegura que antes al secuestro, el Ejército había llevado a cabo tres redadas en el bar.

Cuando comenzaron a buscar a los jóvenes encontraron la camioneta de Francis Alejandro en las instalaciones del 27 Batallón, luego la vieron en la 35 Región Militar de Chilpancingo. Pero entre más denunciaban las familias eran hostigadas y amenazadas.

“En cuanto poníamos en las calles carteles sobre su desaparición los soldados iban y los quitaban o los tapaban con sprays. Amenazaron a quienes nos ayudaban de que si le seguían les iba a pasar lo mismo. Luego comenzaron a desfilar por el negocio, los teníamos estacionados al frente, en la esquina, a un lado y nos tomaban fotos y videos. Nos hacían revisión siempre afuera de nuestra colonia.”, relata Laura Estela, quien tiene 38 años.

“Nuestro teléfono estuvo como dos años intervenido. En una ocasión trataron de sacar a mi hijo de la carretera”, agrega su mamá.

Otra de las hijas de la señora Orozco tuvo que huir con sus hijos porque recibió una llamada de amenaza en la que le advirtieron que sabía dónde estudiaban sus hijos y dónde viven y la amenazaban con ir por su familia.

“Nos dejaron en paz cuando vieron que el gobierno no prestó atención a nuestra demanda, que no hizo nada”, dice la señora.

El 24 de octubre de 2012, el diario El Sur consignó el momento en el que un militar reconoció ante las familias la presencia del Ejército en el bar. La nota menciona: “Luego de dos años y siete meses de insistir en la participación del Ejército en la desaparición de seis jóvenes, ayer el general de brigada Juan Manuel Rico Gámez comandante de la 35 Zona Militar reconoció que el Ejército sí revisó a los seis jóvenes de Iguala desaparecidos desde marzo de 2010, pero luego el agente del Ministerio Público Militar Francisco Rubio Castro leyó un reporte en el que precisó que no los detuvo el Ejército sino que fueron detenidos por personas encapuchadas”.

El señor Pita se queja porque cada tanto él y los demás familiares reciben llamadas del gobierno donde les piden que vuelvan a relatar su caso y prometen que ahora sí van a investigar. Pero no lo hacen.

“A mi hijo cuando se lo llevaron todavía no cumplía 17 años, iba a la prepa. Muchos días quiero abrazarlo, lo extraño mucho, me siento muerto sin él”, dice el hombre, quien lamenta que el Ejército siga siempre la misma línea en todo el país.

Desde 2010 el señor Pita no es más un taxista cualquiera, ni la señora Orozco una vendedora de extinguidores. No es más el padre de tres, ni ella la madre de cinco. Desde su tragedia pasaron a ser un padre y una madre de hijos desaparecidos. El dato que les destrozó a patadas la vida, que les da identidad.

Dicen que aunque han pasado cuatro años tienen el dolor aún latente aunque adormecido, como estrategia de supervivencia. “Si la gente se alza en armas yo me lanzaría con ellos”, dice el señor Pita.


“Si nos hubieran hecho caso a tiempo –lamenta la señora Orozco– esto de los normalistas no hubiera pasado”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: MARCELA TURATI (REPORTAJE ESPECIAL)

Llaman universitarios a nuevo paro de 72 horas por caso Ayotzinapa

MÉXICO, D.F: La Asamblea Interuniversitaria, integrada por alumnos de la UNAM, la UAM, la UACM y el IPN, convocó a un paro de 72 horas y un cerco en la PGR para exigir la localización de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.

La tercera jornada global de acción fue acordada este sábado en una reunión en donde se determinó el paro de actividades los días 5, 6 y 7 de noviembre.

El próximo miércoles 5 se realizará una marcha de la residencia oficial de Los Pinos al Zócalo, a partir de las 16:00 horas.

Ese día también iniciará el paro de 72 horas de suspensión de actividades en las universidades participantes.

Al día siguiente se efectuará un cerco al edificio de la PGR ubicado en Paseo de la Reforma 211, de las 8:00 a las 14:00 horas.

La Asamblea Interuniversitaria también aprobó la conformación de un comité central contra la represión, con una estrategia para enfrentar las agresiones, hostigamiento y amenazas por parte de autoridades y grupos porriles.

Para ello, este lunes 3 se realizará una reunión a las 17:00 horas en el auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

La Asamblea acordó además seguir el modelo de CGH de la UNAM, movimiento que paralizó a la máxima casa de estudios del país durante más de 10 meses entre 1999 y 2000.


“Se conformó una comisión de enlace para hacer llegar nuestros acuerdos a la Asamblea Nacional Popular que se reúne en Guerrero, así como a las diferentes organizaciones sociales y sindicales que se reunirán el próximo martes en el local del Sindicato de Telefonistas para hacerles un llamado a sumarse al paro nacional del 5 de noviembre y a nuestro plan de acción”, detalla en un comunicado la Asamblea Interuniversitaria.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: REDACCIÓN.

Gobernador de Sonora reserva información “sensible” hasta el 2024

HERMOSILLO, Son: La administración estatal que encabeza Guillermo Padrés Elías decidió dejar información pública fuera del alcance de los ciudadanos sonorenses hasta el 2024.

Se trata de nueve expedientes, llamados Acuerdos de Reserva, que la oficina del Ejecutivo estatal evitó que sean analizados por la opinión pública por los próximos 10, 6 y 5 años, respectivamente.

Estos acuerdos están relacionados con los servicios de asesoría que ha recibido el mandatario sonorense, la logística en materia de seguridad que se sigue en sus giras estatales y el recurso entregado, desde 2009, a los padres de los 49 niños fallecidos y los más de 70 lesionados durante el incendio de la guardería ABC, entre otros.

De acuerdo con la solicitud de acceso a la información pública con número de folio 00162614, el titular del Poder Ejecutivo en Sonora elaboró estos nueve Acuerdos de Reserva a fin de proteger “datos personales” del Estado.

En el documento firmado por Óscar Francisco Rodríguez Miranda, titular de la Unidad de Enlace de la Gubernatura, se argumenta que el contenido de estos acuerdos se deja fuera del alcance de los sonorenses debido a que:

“(De darse a conocer) se estaría poniendo en riesgo la vida, seguridad y salud de cualquier persona. Se arriesgaría la estabilidad de las instituciones del estado de Sonora y sus municipios; o la integridad de las máximas autoridades de los tres poderes de la entidad”.

No obstante, en nada se vulnera la seguridad de la entidad si se transparentan en 2014 -y no hasta el 2024- los montos que recibe cada uno de los padres de las víctimas por lo ocurrido en la Guardería ABC.

Hasta el 2020 se protegió la información para que los sonorenses conozcan los contratos que firmó Ejecutivo estatal con los asesores que lo asistieron en la comunicación social de 2009 a 2015.

En ese mismo año podrá ser consultado el uso de vehículos oficiales asignados a secretarios y subsecretarios que colaboren directamente con el gobernador, así como del personal y los vehículos que se utilizan en Casa de Gobierno.

Este último Acuerdo de Reserva se contrapone con el decreto de austeridad que dictó el propio Guillermo Padrés el 6 de mayo de 2013, sobre todo lo respectivo al capítulo de “Economía Presupuestal”:

“Las dependencias deberán suspender de forma definitiva la celebración de contratos por honorarios, por honorarios asimilables a sueldos, o cualquier otra cosa que sea de su denominación”.

También en 2020 se podrán conocer las transacciones bancarias y financieras realizadas por la oficina del Ejecutivo a lo largo del sexenio, pese a que este 17 y el 29 de octubre se interpusieron sendas demandas contra el gobernador sonorense por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero luego de darse a conocer las dimensiones de su rancho Pozo Nuevo, valuado en 99 millones de pesos, sin contabilizar las 300 hectáreas de nogal, que por cada una de ellas se paga 20 mil dólares anuales en gastos de mantenimiento.

En 2019 también será posible conocer el contrato celebrado con el despacho “Grupo RSS S.C.” para implementar este año los juicios orales en la entidad.

Asimismo se conocerá el contrato contraído con el despacho Falcon Expertos en Opinión Pública S. de R.L. de C.V. para difundir y analizar los avances los juicios orales en Sonora.

La solicitud antes citada argumenta que la decisión gubernamental de resguardar estos nueve expedientes se fundamenta en el artículo 42 de la Ley de Acceso a la Información Pública y de Protección de Datos Personales del Estado de Sonora.

Desconoce acuerdos

En entrevista reciente, el gobernador Guillermo Padrés Elías dijo desconocer el origen de los nueve expedientes que desde su oficina se ordenó fueran resguardados para no ser conocidos hasta dentro de 10 años.

“La verdad es que es un tema que no conozco, lo reviso y lo informo”, justificó.


Cabe mencionar que la solicitud de acceso a la información pública 00162614 precisa que estos Acuerdos de Reserva fueron elaborados por el titular del Ejecutivo.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: CORRESPONSALÍA (PROCESO)

La paz sufre deterioro

Estadísticamente, es un hecho que la tranquilidad en el país se diluye. El Índice de Paz México 2013 revela que en Jalisco este privilegio ha caído en más de un 20 por ciento en la última década.

Jalisco está entre los primeros estados con mayores índices de crímenes atribuidos a la delincuencia organizada y los cometidos con arma de fuego, de acuerdo con el Índice de Paz México 2013 (IPM), hecho por el Institute for Economics and Peace (IEP), un think tank independiente, con sedes en Sydney, Nueva York y Oxford.

El estudio documenta el deterioro de los niveles de paz en el país en un periodo comprendido entre 2003 y 2013. 

Para ello ha tomado como referencia de medición unos 60 conjuntos de datos económicos, educativos, de salud, demográficos y de capital social.

Según el IPM, la paz en Jalisco se ha deteriorado hasta en un 26.53 por ciento en 10 años.

El estado es parte de un bloque de entidades cuya paz ha decaído entre un 20 y un 40 por ciento en una década, conformado por Zacatecas, Distrito Federal, Baja California, Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Michoacán, Tamaulipas y San Luis Potosí.

Con un 2.87 de calificación general, Jalisco se ubica en el sitio 17 del mapa nacional de la evaluación del IEP. 

Entre más baja es la calificación, más pacífico es un estado, como lo es Campeche, que tiene la puntuación más positiva, 1.47. Morelos es la entidad más violenta con una calificación de 4.15.

Pero la calificación no es la misma para Jalisco en rubros relacionados con crímenes de la delincuencia organizada, homicidios, delitos hechos con un arma de fuego y aquellos perpetrados con violencia.

En homicidio, Jalisco está en el sitio 15 del estudio, con una calificación de 1.77 y por encima de estados violentos como Veracruz y Guerrero.

En crímenes de delincuencia organizada ocupa el lugar 22, con 2.55 puntos; le gana a entidades como Guerrero (2.41), Chihuahua (1.51) y Sinaloa (2.36) azotadas por el narcotráfico.

En delitos de arma de fuego, Jalisco está en los últimos sitios de la escala del índice del IEP, con 5 puntos de calificación; un puntaje que comparte con otras entidades como Tamaulipas, Tabasco, Oaxaca, Querétaro, Baja California Sur, Tlaxcala, Durango y San Luis Potosí.

Con una calificación de 3.32, la entidad se sitúa en la posición 19 de las 32 del país en delitos con violencia. 

Incluso estados como Michoacán, Veracruz o Chihuahua lograron superar a Jalisco y se colaron entre los 10 primeros con menos delitos de este tipo, al alcanzar calificaciones que van entre el 1.95 y el 2.41 del IPM.

Los indicadores estatales proporcionados por el estudio no son nada halagadores si se toma en cuenta que Jalisco es el segundo estado que más aporta al financiamiento de su policía. 

La entidad tiene una calificación de 1.50 en cuanto a la tasa de financiamiento de sus fuerzas de seguridad pública. Es la que más aporta recursos públicos para esta materia, después del Estado de México.

El costo de la violencia 

Dado a conocer hace menos de un año, el Índice de Paz México 2013 es el tercero que el IEP ha elaborado sobre una nación. 

Desde 2007, con base en indicadores de paz global, el organismo ha creado otros dos informes: el de Estados Unidos y el de Reino Unido.

Según el IEP, México es un país con menos paz que naciones como Turquía, Irán o Bolivia y con pérdidas económicas enormes a raíz de la violencia.

La medición que el organismo internacional ha hecho sobre el impacto de la violencia en la economía es de unos 4.4 billones de pesos por año, lo que equivale al 27.7 por ciento del Producto Interno Bruto nacional.

“Con esto podría entregarse a cada uno de sus ciudadanos la cantidad de 37 mil pesos (3 mil dólares) o bien duplicar el monto de los fondos gubernamentales proporcionados para salud y educación”, destaca el informe. 

Los costos de la violencia fueron clasificados por el IEP en tres formas: el gasto realizado por los gobiernos para mantener la ley y el orden a través de sus policías y el sistema judicial; la pérdida de productividad ocasionada por la delincuencia; y los efectos en la generación de empleo, derivado de las dos causas anteriores.

En la bolsa del costo económico por la violencia, Jalisco tuvo un impacto en 2012 de unos 132 mil millones de pesos, así lo dio a conocer en los primeros días de octubre pasado Patricia de Obeso González, vocera del IEP en México.

La cantidad rebasa el propio Presupuesto de Egresos estatal que para este 2014 ha sido de poco más de 83 mil millones de pesos.

Según los datos del estudio, el costo per cápita contra la violencia en Jalisco ha sido de unos 17 mil 28 pesos, sólo en aquel 2012.

Impunidad y negación

Las cifras del IPM 2013 revelan que la tasa nacional de homicidios impunes se incrementó en un 14 por ciento en 10 años.

Jalisco no escapa de ser uno de los estados donde el asesinato de una persona no se castiga. Acá, seis de cada 10 homicidios son impunes, según el diagnóstico.

Con un 67 por ciento de homicidios impunes, la entidad está en el grupo de los siete estados donde estos delitos permanecen sin una respuesta. 

Ese mismo grupo de entidades, integrado por Nuevo León a la cabeza, Puebla, Estado de México, Tabasco, Jalisco, Sonora y Distrito Federa, también acumula la mayor sobrepoblación en sus centros penitenciarios.

Según los datos del estudio, Jalisco tiene un aforo penitenciario para 9 mil 279 reclusos. Pero la realidad es que tiene a unas 16 mil 67 personas encarceladas, lo que significa una sobrepoblación de casi un 73 por ciento.


A los indicadores del IPM de 2013 habrá que sumarle los del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública.

La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2014 del Inegi destaca que en 2013, cerca de 1.7 millones de habitantes de Jalisco fueron víctimas de la violencia, y que el costo de esta triplicó al gasto oficial para contenerla.

El Gobierno Estatal destinó el año pasado unos 4 mil 400 millones de pesos para combatir el delito. Pero el crimen tuvo un impacto financiero en la entidad de unos 12 mil 447 millones de pesos, de acuerdo con los datos del Inegi.

Jalisco fue el tercer estado al que más le pegó económicamente la delincuencia en 2013, por debajo del Estado de México (con pérdidas de casi 40 mil millones de pesos) y el Distrito Federal (que rondó en los 17 mil millones de pesos).

Y los datos del Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública han mostrado, hasta agosto pasado, que Jalisco es el sexto estado con más homicidios en este 2014 con 577.

A pesar de las cifras oficiales, el fiscal general del Estado, Luis Carlos Nájera Gutiérrez, ha rechazado que el crimen vaya a la alza.

“Mi labor es esa, desde que me levanto, después de haber dormido unas pocas horas, mi mente trabaja para pensar cómo evitar que esos delincuentes nos vulneren y alteren la vida cotidiana”, expresó el funcionario en la primera quincena de octubre pasado en una comparecencia ante diputados locales. 

Así se escapa la paz…

Datos contundentes sobre la percepción de seguridad y justicia en México, de acuerdo al Índice de Paz 2013:

>En más de 26 por ciento se ha deteriorado la paz en la entidad en una década.

>Jalisco pertenece a un grupo de ocho entidades donde la paz ha decaído entre un 20 y un 40 por ciento en 10 años.

>Campeche es el estado más pacífico, mientras que Morelos es el menos pacífico, según el estudio. Jalisco está en el sitio 17 de la tabla general.

>Seis de cada 10 homicidios permanecen impunes en Jalisco.

>La violencia ha costado al país hasta 4.4 billones de pesos anuales.


>En Jalisco, el costo per cápita de la violencia ha sido mayor a los 17 mil pesos.

FUENTE: REPROTE INDIGO.
AUTOR: STAFF

Izquierda sin rumbo

La desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa ordenada por un alcalde perredista y desatendida por Ángel Aguirre, hunde en una profunda crisis política al PRD y la izquierda mexicana.

La tragedia de Iguala está provocando el colapso de la izquierda mexicana y de su principal partido político, el PRD, de cara a las elecciones intermedias del próximo año en México.

El drama de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa carcome, como nunca en su historia, la credibilidad y la imagen de la cúpula perredista y de sus líderes.

El PRD –contagiado por el oportunismo político y por el pragmatismo– postuló hace dos años como su candidato a la alcaldía de Iguala a un empresario con mala fama en el estado de Guerrero. 

Eso no le importó a los perredistas, quien estaba apostándole solo a ganar la elección y asegurar el financiamiento de las campañas. 

En el pecado, el PRD hoy paga su penitencia.

Su apuesta para la alcaldía de Iguala, José Luis Abarca, está prófugo y acusado de tener vínculos con el crimen organizado y ser el autor intelectual de la desaparición de los 43 normalistas.

Nunca antes un caso como el de Iguala –que combina corrupción, violencia y crimen organizado- ha demostrado la colusión que puede existir entre una autoridad municipal con los cárteles de la droga.

El escándalo de los estudiantes desaparecidos y los vínculos de las autoridades con cárteles de la droga desató una crisis política y social a nivel nacional.

Pero el mayor desgaste ha sido para el partido político del Sol Azteca que se ha caracterizado por defender los derechos humanos y denunciar el abuso del poder.

Los sucesos de Iguala han sido un golpe letal para los principios del PRD: el partido de las causas sociales, solidario con los movimientos como los estudiantiles, hoy está acusado de encabezar la represión contra los normalistas de Ayotzinapa.

La crisis en el PRD ha agudizado las pugnas internas que siempre han existido entre las principales corrientes de este partido político: Nueva Izquierda, que controla la dirigencia nacional que encabeza Carlos Navarrete, y Izquierda Democrática Nacional, de René Bejarano y Dolores Padierna.

El cisma perredista estalló cuando Bejarano acusó a los dirigentes del PRD de proteger al alcalde de Iguala, a pesar de conocer sus vínculos con el narcotráfico y tener en su contra acusaciones por asesinato.

Según Bejarano, desde el 2013 entregó un expediente a las autoridades federales con los testimonios de testigos del asesinato de Arturo Hernández Cardona y otras dos personas más que implicaban a Abarca en este crimen.

Luego su esposa, la senadora del PRD, Dolores Padierna, acusó a Jesús Zambrano, exdirigente nacional del PRD, de haber ayudado a fugarse al alcalde de Iguala, junto con su esposa María de los Ángeles Pineda.

Padierna reveló que Zambrano se reunió tres días después de los hechos del 26 de septiembre con Abarca, en un restaurante del sur de la Ciudad de México.

Aseguró que la reunión fue para pedirle que solicitara licencia a su cargo. Zambrano negó las acusaciones de Padierna.

Hoy del poderoso PRD que hace 8 años estuvo a nada de ganar la presidencia de México, con Andrés Manuel López Obrador como su candidato, quedan cenizas.

El próximo año el PRD tendrá que sortear la elección del 2015 –no solo dividido internamente y con la carga del caso Iguala a sus espaldas- sino también con la aparición de Morena dividiendo el voto de los progresistas y liberales. 

No solo es el PRD el que está dividido, sino es toda la izquierda mexicana que tendrá que cargar de aquí en adelante con el caso Iguala y sus fatales consecuencias a sus espaldas.

El escándalo toca Morena

El exlíder nacional del PRD, Jesús Zambrano, contraatacó a las acusaciones de Dolores Padierna y aseguró que José Luis Abarca fue candidato para la alcaldía de Iguala en el 2012 con el aval de Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato perredista.

Este caso también ha dañado al ahora líder del partido Movimiento de Regeneración Nacional, Morena.

Un mes antes de la desaparición de los estudiantes, López Obrador destapó como el próximo candidato a la gubernatura de Guerrero por Morena a Lázaro Mazón, quien fue el primer funcionario del gabinete del gobernador Ángel Aguirre – era el secretario de Salud- que cayó por la crisis de los desaparecidos.

A Mazón se le considera el padrino político dentro del PRD del exalcalde de Iguala, Abarca, hoy con una orden de aprehensión en su contra por sus vínculos con el crimen organizado.

Esta situación obligó a López Obrador a deslindarse de Abarca públicamente hace una semana en un mitin celebrado en el Zócalo de la Ciudad de México. 

Pero en redes sociales circularon fotos de AMLO con el exedil de Iguala. Lo mismo que con otros personajes del PRD

… Y a Navarrete

Carlos Navarrete, presidente del PRD, también ha sido otro de los tocados por la tragedia de Iguala. 

El sospechoso respaldo que le brindó el líder perredista a Ángel Aguirre como gobernador de Guerrero hoy lo tiene en la cuerda floja.

Navarrete rechazó deslindarse del mandatario guerrerense, pese a que en las calles del estado de Guerrero, primero, luego en la Ciudad de México, se exigía la renuncia del mandatario.

Todavía cuatro días antes de que Aguirre solicitara licencia, hace dos semanas, el Consejo Nacional del PRD que encabeza el líder perredista refrendó su apoyo públicamente a quien se dice que fue uno de sus principales patrocinadores de la campaña por la dirigencia nacional.

El recuento de los hechos


La noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, ubicada en el municipio de Tixtla, Guerrero, fueron atacados por policías municipales de Iguala y Cocula, cuando iban a bordo de autobuses.

En el ataque murieron 6 personas, tres estudiantes incluidos, y resultaron heridos más de 20, entre normalistas y demás personas.

Desde ese día se encuentran en calidad de desaparecidos 43 jóvenes que fueron detenidos por elementos municipales y, según las investigaciones, entregados al grupo delictivo de Los Guerreros Unidos.

La PGR realiza exámenes de ADN en 38 cuerpos que han sido descubiertos enterrados en fosas en la zona de Iguala.

Las autoridades también ha detenido por estos hechos a 56 personas, principalmente policías de Iguala y Cocula, y han girado más de 20 órdenes de aprehensión, incluyendo la del exalcalde perredista José Luis Abarca.

La investigación implica además a la esposa de Abarca, María de los Ángeles Pineda, de tener nexos con la delincuencia organizada.

Ella es hermana de dos operadores financieros del Cártel de los Beltrán Leyva, vinculado al grupo de Los Guerreros Unidos.

La primera dama de Iguala también estaba afiliada al PRD, recién elegida consejera estatal de este partido en Guerrero, y era la principal aspirante para sustituir a su esposo en el 2015 en la alcaldía de Iguala.

El PRD se volvió su antítesis

Nadie resume mejor que Alejandro Encinas lo que significará el caso Iguala para la historia del PRD y de la izquierda mexicana. 

“El PRD pasó a ser un partido donde antes poníamos a los muertos y ahora ponemos a los verdugos”, dice el senador del PRD.

Esa imagen no es fácil de borrar. El exdirigente nacional perredista señala que ahora el propio PRD se volvió su antítesis.

“Es un golpe directo al corazón del PRD y de la izquierda porque, justamente, el partido que surge de la reivindicación de los derechos humanos, de la reivindicación del derecho a la disidencia, al ejercicio pleno de las libertades, hoy aparece como un partido que en el ejercicio del gobierno no solo reprime a jóvenes estudiantes inermes, sino aparece asociado con la delincuencia organizada”.

Encinas pone en duda la capacidad de Carlos Navarrete, actual dirigente nacional del PRD, de poder ejecutar el golpe de timón que se necesita hacer dentro del partido político para terminar con las prácticas que llevaron a la postulación de personajes como el exalcalde de Iguala, José Luis Abarca.

“Carlos Navarrete debe ser hoy el principal interesado y el principal responsable en ir a fondo en esta investigación, en deslindar las responsabilidades, no solamente de los autores materiales e intelectuales de esta tragedia, de las autoridades que fueron omisas, sino de los dirigentes en todos los niveles dentro de la estructura, de alentar la existencia de este tipo de personas o de este grupo criminal y, al mismo tiempo, de ser intolerantes e indiferentes.

“Es una crisis profunda, en donde se requiere un golpe de timón; y no veo que el grupo que hoy encabeza y que ha llevado a la crisis al partido, sea capaz de hacer una reconducción o una redefinición del mismo”.

Un dirigente que divide

Para el diputado federal del PRD, Alejandro Sánchez Camacho, la crisis que existe dentro del PRD es tan grave que obliga a Carlos Navarrete a dejar su cargo como dirigente nacional.

Para el perredista integrante de la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN) Navarrete ha tomado decisiones que han provocado mayor división dentro del PRD.

“Un método de avallasamiento de la mayoría sobre la minoría no es conveniente para dirigir al partido. El partido, por su propia composición, requiere de acuerdos que le den gobernabilidad, consensos a pesar de las diferencias.

“Eso hacíamos (Jesús) Zambrano y yo cuando estábamos en la dirigencia nacional. Tardábamos mucho, nos peleábamos, pero llegábamos a acuerdos. Así que no tener consenso en las decisiones, como se está haciendo ahora, puede llevar a un rompimiento interior”.

Para el exsecretario general del PRD, si bien la crisis que enfrenta el partido del Sol Azteca es profunda, actores como el PRI o el propio presidente Enrique Peña Nieto aprovecharon la coyuntura para empeorar la imagen del PRD.

“Fue un acontecimiento inesperado, de alcances que nadie calculó nunca, y que si alguien equivocadamente calculó que era para sacar raja política -como en este caso yo sostengo que hizo el PRI y Enrique Peña Nieto- calcularon mal. Porque ahora ya las movilizaciones han tocado todas las puertas”.

Para la senadora Angélica de la Peña, cercana a la corriente Nueva Izquierda –los llamados “Chuchos”-, la fractura que enfrenta el PRD lo pone en un momento clave para llevar a cabo una refundación y una reunificación de todos los sectores.

“No sé qué tanto ayude al partido la renuncia de Carlos Navarrete. Me parece que a partir de esta circunstancia, el partido debe entrar a una etapa donde resolvamos los problemas de identidad que tenemos.

“Hay que buscar una refundación hacia una izquierda socialdemócrata y las minorías que no estén de acuerdo con eso, que se vayan a otra opción. Pero nosotros sí queremos construir una izquierda moderna”, asegura De la Peña.


Los perredistas, sin importar la corriente a la que pertenecen, consideran que el gran reto del partido será el establecimiento de candados para evitar que, nuevamente, se filtren a sus filas personas relacionadas con el crimen organizado como José Luis Abarca, exalcalde de Iguala.

FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: CÉSAR CEPEDA, IMELDA GARCÍA