MÉXICO, D.F: Asociados para capturar el Partido Acción Nacional (PAN) y segregar al grupo de Felipe Calderón, Gustavo Madero y Rafael Moreno Valle traman por separado quedarse con la candidatura presidencial en 2018, en una lucha por ahora soterrada que se prevé cruenta.
Priista de formación y con sello despótico como gobernador de Puebla, donde proyecta un maximato, Moreno Valle ha creado un vasto aparato financiero, político, propagandístico y de espionaje, que se medirá a la estructura del PAN que controla su truculento presidente –sobrino-nieto de Francisco I. Madero–, quien como diputado y coordinador seguirá siendo la principal figura mediática de ese partido.
Los enemigos internos de ambos, desencantados de la tibieza de Margarita Zavala y el rupturismo de Calderón –su marido–, exploran ya con quién negociar su apoyo, como lo hizo el exgobernador Juan Manuel Oliva, quien, hace un año, fue derrotado junto con Ernesto Cordero por la fórmula de Madero y Ricardo Anaya.
En una reunión con Moreno Valle, el gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, y Anaya, coordinador de los diputados federales del PAN, Oliva preguntó si había ya un acuerdo con Madero para la candidatura presidencial y le respondieron que sí.
–¿Y quién es el bueno?
–Yo –respondió Moreno Valle–, Ricardo va al PAN, Madero será coordinador de los diputados y luego gobernador de Chihuahua.
En el equipo de Madero afirman lo contrario: Aunque el pacto es que será candidato presidencial el que tenga mayores preferencias, éste descarta irse a contender por Chihuahua, en 2016, porque posee el control absoluto de todos los órganos de su partido, incluido el padrón de militantes.
Pero además de que se prevé que Moreno Valle se diluirá tras dejar la gubernatura, el próximo año –y se le propondrá ser senador–, Madero sumó como prospecto presidencial a Anaya, a quien ha hecho –en pocos meses– presidente de la Cámara de Diputados, secretario general del PAN, dirigente interino, coordinador de los diputados y futuro candidato a encabezar ese partido.
El “destape” que Madero hizo de Anaya en un desayuno con reporteros, el 17 de febrero es porque, según él, su proyecto para el PAN no es unipersonal, sino colegiado, con el objetivo único de recuperar el gobierno de la República.
“(Si alguien dice:) ‘Oye, Madero se va a pelear con Moreno Valle, se va a pelear con Anaya, se los va a querer chingar para quedar él’, no, no es por ahí. Al contrario, Madero quiere apoyar a esos dos y a otros cuatro para que haya una baraja amplia, una fuerza, y estoy seguro que vamos a tener todos los elementos para tomar también las mejores decisiones y poder recuperar la Presidencia.”
Madero: control total
Pero desde que, en 2010, asumió su primer periodo como presidente del PAN y luego tras la derrota de 2012, cuando Josefina Vázquez Mota se hundió en el tercer lugar, Madero ha ido asumiendo el control casi absoluto de los órganos del partido para construir su proyecto presidencial.
Las alianzas que ha hecho con Moreno Valle y con líderes y caciques locales le permitieron reformar a su gusto los estatutos y, hace un año, reelegirse para brincar luego como candidato a diputado plurinominal y ser el coordinador de la bancada.
No será él el que se autodesigne coordinador de los diputados federales, sino que su plan es convocar, él sí, a la elección del nuevo presidente inmediatamente después de la elección federal, en agosto, aprovechando que los estatutos –que él diseñó– disponen que sea el segundo semestre del año.
El plan de Madero y su equipo es no sólo que al inicio de la nueva legislatura, el 1 de septiembre, haya un nuevo presidente del PAN, que sería Anaya, sino neutralizar a los simpatizantes de Margarita Zavala, quien tampoco es un hecho que participe.
El propio Calderón así lo adelantó cuando, el jueves 22 de febrero, aseguró que mientras al PAN lo gobierne una “coalición de intereses” y la corrupción “de ciertos líderes”, su mujer no tendrá éxito para presidir ese partido, al que podría renunciar para formar una nueva fuerza política.
“Tendrá éxito en lo que haga, no estoy seguro que sea en el PAN”, admitió sobre su mujer, y añadió: “Si este partido sigue siendo un instrumento de participación ciudadana y opción de bien común, lo va a tener. Y si se ha convertido ya en un instrumento de intereses parciales, no lo va a tener, pero más vale que no sea ahí.”
Justo por esa “coalición de intereses” es que Madero ganó la elección de mayo del año pasado para renovar el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que domina: Salvo la diputada federal poblana Blanca Jiménez, adicta a Moreno Valle, los ocho integrantes son leales a él.
Y de las 30 secretarías, coordinaciones y direcciones del CEN, sólo el secretario de Comunicación Social, el regiomontano Marcelo García Almaguer, es afín a Moreno Valle, con quien tuvo el mismo cargo en el gobierno de Puebla.
En la Comisión Política, que es el órgano que toma las principales decisiones del PAN, ocurre lo mismo: Salvo dos personas –Martha Erika Alonso y Eukid Castañón, esposa y operadora política de Moreno Valle–, los otros 38 son de Madero.
Y en el Consejo Nacional, formalmente el máximo órgano de dirección de ese partido, la integración es análoga: De los 380 miembros, Madero controla al menos a 300 y Moreno Valle si acaso a 30. El resto es una desarticulada oposición.
Madero domina también las afiliaciones a través del Registro Nacional de Militantes, a cargo de María del Carmen Segura, incondicional de Santiago Creel, primo y aliado de aquél. Moreno Valle tiene en Puebla 35 mil 800 militantes, pero los afines al presidente del PAN son más de 400 mil en el país.
Moreno Valle termina su sexenio como gobernador de Puebla el próximo año y dejará de tener exposición mediática, mientras que Madero, como coordinador de los diputados del PAN, sí la tendrá garantizada hasta 2018.
Moreno Valle, sello priista
Pero si Madero hegemoniza la estructura partidaria del PAN, Moreno Valle ha capitalizado su condición de gobernador de Puebla para articular, a su vez, una red de relaciones con grupos de poder en México y el extranjero, provisto además de profusos recursos económicos para su proyecto presidencial.
Priista de toda la vida, militante del PAN desde junio de 2009, tres años después de ser senador de ese partido, y discípulo de la convicta Elba Esther Gordillo, Moreno Valle le ha dado un sello autoritario a su gestión, no sólo por encarcelar a activistas y espiar a periodistas, sino por reprimir a manifestantes, como en San Bernardino Chalchihuapan, donde policías estatales asesinaron al niño José Luis Tehuatlie Tamayo.
Al proyecto de Moreno Valle se han sumado panistas del entorno de Calderón: Maximiliano Cortázar, Roberto Gil Zuarth y Juan Ignacio Zavala, vocero, secretario particular y cuñado de aquel, pero también numerosos expriistas locales y foráneos, como Javier Lozano Alarcón.
El gobernador de Puebla reclutó recientemente al expriista Diódoro Carrasco Altamirano, otrora gobernador de Oaxaca y secretario de Gobernación de 1999 a 2000, a quien hizo representante de su gobierno en el Distrito Federal.
Sin embargo, el equipo que trabaja totalmente al servicio del proyecto presidencial de Moreno Valle, denominado Sigamos Transformando a México, está integrado por personajes de su entorno íntimo que dan forma a una estructura político-electoral y un sistema de espionaje en todo el país, con sede en Puebla.
“Para la primera responsabilidad se encargó el trabajo al diputado local panista Eukid Castañón y, para la segunda, al exdirector del Cisen, Joaquín Arenal”, reveló el columnista Alejandro Mondragón, uno de los periodistas que Moreno Valle considera enemigo.
Arenal, exdirector de Investigación del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), ya ha dejado huellas de su trabajo en Puebla: En 2012, según la averiguación previa 051/FEADLE/2012, sometió a espionaje al periodista Rodolfo Ruiz, director del medio digital e-consulta (Proceso 1872).
Castañón Herrera, por su parte, ha sido operador electoral y financiero de Moreno Valle desde que ambos militaban en el PRI. Exsecretario general de Convergencia, se afilió al PAN en enero del año pasado y ahora es candidato a diputado federal plurinominal.
Castañón ha desplegado un activismo inusitado en el país para allegar adeptos a Moreno Valle. Su método es conocido: Ofrece dinero, como recientemente lo hizo en Jalisco con los hermanos Cortés Berumen, en el Estado de México con Ulises Ramírez y en el Distrito Federal con Jorge Romero.
De acuerdo con la información de Mondragón, quien junto con Ruiz ha sido sometido a un boicot publicitario e informativo por parte del gobierno estatal, los responsables de los recursos económicos del proyecto presidencial de Moreno Valle son Roberto Moya Clemente y Eduardo Tovilla Lara, quienes renunciaron a la Secretaría y Subsecretaría de Finanzas estatal para ser candidatos a diputaciones federales plurinominales.
Los responsables de comunicación del proyecto de Moreno Valle son, según Mondragón, el expriista y flamante perredista Luis Maldonado Venegas, exsecretario de Gobierno y ahora candidato a diputado federal plurinominal del PRD, y Marcelo García Almaguer, secretario de Comunicación del CEN del PAN, al que se afilió apenas en agosto del año pasado.
Los estudios de opinión, de acuerdo con la misma fuente, están a cargo de Francisco Abundis, director de Parametría, que difunde sus trabajos en el diario El Financiero, mientras que la agenda Los Pinos 2018 es manejada por Mercedes Aguilar, exsecretaria particular de Moreno Valle y candidata a diputada federal suplente.
El padre del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Suárez, está también en el proyecto presidencial de su hijo: Se encarga de las relaciones con Televisa, gracias a las que mantiene con los Azcárraga, con los grupos financieros y bursátiles de Estados Unidos y México, así como con los principales corporativos empresariales del país.
Socio del despacho Elek, Moreno Valle y Asociados, que maneja fondos de inversión en México y el mundo, el padre del prospecto presidencial presidió, hasta diciembre de 2013, el Consejo Directivo de la Fundación UNAM, y ahora encabeza la fundación Gonzalo Río Arronte.
En la campaña de 2010, el candidato priista Javier López Zavala acusó a Moreno Valle Suárez de haber sido sentenciado a cárcel por fraude como ejecutivo de Citibank.
Aunque él mismo se desmintió, el libro Off the books, Citibank and the World’s Money Game, de Robert A. Hutchison, consigna que efectivamente fue condenado a cárcel, en 1984, en Italia.
“Una vez reiniciado, el juicio duró tres días. Los jueces encontraron a dos oficiales mayores de Citibank en Milán durante las conclusiones –Baron Hans von Fluegge, un ciudadano alemán, y Rafael Moreno Valle Suárez, originario de la Ciudad de México– culpables y sentenciados cada uno en ausencia a un año de prisión.”
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ÁLVARO DELGADO.