Javier Corral Jurado es contundente en sus dichos: a muchos no les duele el PAN y han olvidado la noción del bien público, porque no han tenido que hacer sacrificios por el partido y por México.
A él sí le duele. Le duele la falta de confianza que su partido tiene entre los ciudadanos y la idea de los electores de que el PAN es parte de la corrupción que ha ganado espacios en el país.
“En el partido los grupos están más en una agenda de intereses privados. Ya no se tocan el corazón por el PAN. A muchos no les duele el PAN, ni les pasa en la toma de decisiones el concepto de bien común. Y hasta cierto punto es lógico: a muchos de ellos no les duele el PAN porque no hicieron sacrificio alguno por él; porque todo les fue dado y han malbaratado las decisiones y el ejercicio del poder.
“Porque ha habido un problema de juniorismo político. Recibimos una herencia ética, moral, de nuestros fundadores. Y muchos de ellos la han malbaratado”, expuso Corral en entrevista.
Ataviado en un traje azul marino, como define el color de su formación partidista, el senador y aspirante a conquistar la presidencia del Partido Acción Nacional habla con ademanes fuertes y siempre con las manos abiertas. Responde con la seguridad de quien ha militado por más de tres décadas en el albiazul.
“Sé los intereses que estoy tocando. Sé que incluso el gobierno no ve con muy buenos ojos mi participación; pero para mí ese es un privilegio, es un honor, saber que resulto un candidato incómodo para (Enrique) Peña o la clase política actual”, sentenció.
Javier Corral ha sido todo, menos un político que se apegue a la institucionalidad cerrada de su partido.
Siempre crítico de las decisiones tomadas por la cúpula panista, Corral ha puesto más de una vez el dedo en la llaga de Acción Nacional. Sabe que su voz es la resonancia de un sector inconforme que cree en los principios fundadores del blanquiazul. Y así lo expresa.
“He planteado una rebelión contra el establishment. Una rebelión de las bases contra el cacicazgo, contra la cargada, contra la maquinaria. Y sé lo que significa el solo reto de lanzar una convocatoria como esa”, afirmó Corral.
El político chihuahuense, que a los 15 años comenzó a militar en el PAN, es reconocido en el Senado como un orador que se enfrenta en la tribuna con quienes tiene opiniones diferentes.
En medio de libros de leyes con múltiples marcadores que indican pasajes importantes, obras de literatura, una villa de Navidad hecha de madera y hasta una lata de Coca Cola con su nombre, Corral ha dedicado las semanas más recientes a conformar su proyecto de partido, uno que se oponga radicalmente al liderazgo que han fomentado Gustavo Madero y su grupo.
La decisión de Corral por ser la competencia de Ricardo Anaya, quien ya se vislumbraba como candidato único a la presidencia nacional del PAN, fue un acto natural del senador para catapultar el debate entre los panistas por la situación de su partido.
De ganar, afirmó, trabajaría para regresar al partido a sus raíces éticas y poder convertirse así en un verdadero contrapeso del Gobierno federal y el PRI.
“Creo que lo que impide (criticar la corrupción) es esta relación de connivencia, que ha terminado en colusión, a la que nos ha llevado el Pacto por México. Porque hay un desequilibrio en la relación partido - gobierno. Estábamos llamados a cooperar, pero también a denunciar. Y solo se cooperó.
“También hay actitudes débiles dentro del partido que nos impiden cuestionar al poder. Y no podemos oponernos porque en algún tramo, se nos enredaron las colas. Tenemos que liberar al PAN de esas debilidades que le impiden tener fuerza moral para plantarse frente al gobierno y decirle en lo que estamos de acuerdo y en lo que estamos en desacuerdo”, consideró Corral.
Con la convicción de que prevalece un ambiente de inconformidad en las filas de Acción Nacional, Corral aseguró que hay indignación por la soberbia con que se han tratado los resultados electorales, los peores en casi dos décadas.
Sabe que va a contracorriente. Que los grupos que controlan al partido tratarán de que alguien de la misma facción llegue a ocupar el liderazgo nacional del albiazul.
Sin embargo, confía en que el hartazgo de los panistas por el manejo patrimonial que se ha dado a ese instituto político lo lleven a ser una verdadera opción de cambio para los panistas.
“(Necesitamos) un PAN que vuelva a considerarse un bien público y no un bien privado en manos de grupos y de facciones que se reparten las migajas del poder, los cargos directivos en el partido, o el ejercer los presupuestos de las campañas para hacer negocios particulares.
“Sé que cuando la gente se decide no hay poder humano, económico, político, mediático, que pueda frenar o destruir una rebelión como la que nosotros hemos planteado. Este es también un movimiento de conciencias en el PAN. No está dicha la elección en el PAN, no está nada dicho”, aseveró.
Aunque no se atreve a afirmar que Ricardo Anaya sea el candidato del PRI a la presidencia del PAN, Corral señaló que es un cuadro joven que le es cómodo al poder, por lo que su batalla será no solo al interior del partido, sino con agentes del exterior.
“Es la unidad de los grupos, de las facciones, de las cúpulas de los grupos que han manejado al partido, que tienen secuestrado en muchas partes al PAN. Y, por supuesto, no está fácil, está cuesta arriba por la dinámica de grupos que se da en el PAN. Pero creo que la militancia puede sobreponerse a eso y elegir libremente un cambio de rumbo”, expuso.
Corral planteó que, de llegar a la presidencia del PAN, convertirá a ese partido en un espacio de discusión de temas nacionales, como la desigualdad social, que hasta ahora han estado acaparados por los partidos de izquierda.
“¿Por qué vamos a permitir, si somos el partido humanista, el partido del solidarismo, que cada vez que se hable del tema de la desigualdad social se diga que esos es ‘izquierdismo’?
“No. El populismo está en las formas en que se aborda el tema de la desigualdad. Claro que no es con asistencialismo o con el enfrentamiento entre clases y entre ricos y pobres. Eso solo produce que los bienes de algunos sean demolidos y nadie tenga nada. Yo quiero entrar a una agenda donde el PAN tome el tema de la agenda social”, propuso.
Corral sabe que la contienda por la presidencia nacional del PAN podría traer consigo una guerra sucia donde sean utilizadas todas las armas en su contra. Una de ellas podría ser que uno de sus hermanos fue detenido en Estados Unidos por transportar estupefacientes.
Sin embargo, Corral afirmó que éste ha sido un argumento utilizado recurrentemente contra él cuando ha expresado alguna inconformidad. Pidió que la atención no se desvíe.
“Yo no puedo hacerme cargo de la conducta de mis hermanos. Son mis hermanos. Los quiero mucho, no estoy de acuerdo con lo que han hecho. Yo respondo por mis actos.
“Yo no tengo la falla esencial que tienen muchos políticos en este país. Puedo tener muchos defectos. Soy un pecador estándar, como se dice, un concepto efrainista. Pero yo no tengo la falla fundamental: yo no soy un hombre deshonesto, no soy un hombre corrupto. Me conduzco con la verdad”, concluyó Corral.
El senador se dijo listo para enfrentar una batalla que buscará mover la atención hacia sus asuntos personales y no a los del país, con ataques desde el interior y el exterior del partido.
Del enfrentamiento, comentó, lo más importante será llegar a la base de la refundación del panismo, de lo que debe ser un partido que sea una verdadera oposición.
FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: IMELDA GARCÍA.