A dos años de que se anunció como la infraestructura más importante del gobierno de Enrique Peña Nieto –solo detrás de la ampliación del Aeropuerto Internacional Benito Juárez–, ya cambió su esquema de financiamiento e inversión.
Además hay opacidad en las acciones de obra ya desarrolladas y por efectuar, así como en los cambios económicos por fraguarse. Y, peor aún, en la propia Administración Portuaria Integral de Veracruz (Apiver) desconocen la manera en que impactará la caída de los precios internacionales del petróleo y los recortes al paquete económico de 2016.
Pero si bien el proceso de construcción de las posiciones de atraque está en la incertidumbre, la edificación de la base para el rompeolas poniente continúa y se hace en total desaseo, sin respetar normas ambientales.
Así, por ejemplo, las piedras que se “siembran” en la “base de la coraza” del rompeolas no “están lavadas”; la membrana de protección (una enorme red tendida a mar abierto) para reducir contaminantes y residuos al sistema de arrecifes no ha sido cerrada, por lo que el flujo de residuos a las aguas del Golfo de México es constante; la propia membrana amarilla de protección está rota en algunas partes, y a pocos metros de distancia el agua salada se ve completamente turbia.
Y el colmo: el día en que los enviados del semanario Proceso recorrieron los avances de la obra junto con activistas sociales y ambientalistas que se oponen a la ampliación del puerto, porque causaría daños irreversibles al Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano (PNSAV), ningún investigador de la Universidad Veracruzana (UV), de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) o de la Procuraduría Federal de Medio Ambiente (Profepa) supervisaba que los empleados de esas empresas hicieran los trabajos de maquinaria pesada respetando normas ambientales.
En diciembre de 2014, la Procuraduría de Medio Ambiente Estatal (PMA) ordenó detener los trabajos iniciales de ampliación del puerto, después de que durante las excavaciones realizadas se encontraron “residuos sólidos urbanos” (basura enterrada).
La construcción del muro de contención de más de cuatro kilómetros fue adjudicada a las empresas Estructuras de Veracruz SA de CV, Compañía de Ingeniería Marítima y Terrestre, y Conseer SA de CV, según lo confirmó a reporteros el ingeniero de obras de Apiver, Francisco Leaño, quien destacó que esta acción inicial tendrá un costo de casi 247 millones de pesos más IVA.
Los residuos sólidos que desembocan al mar y la membrana rota contrastan con las promesas del titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Genaro Ruiz Esparza.
Cuando arrancó la obra, el funcionario federal presumió que el de Veracruz se convertiría en “un puerto de clase mundial, de respeto al medio ambiente, de respeto a la naturaleza, de respeto a la ecología. Eso queremos y va a ser el orgullo del puerto de Veracruz para los veracruzanos”, subrayó.
Calado demoledor…
Para que en los puntos de atraque puedan entrar buques de gran calado deberán excavarse 20 y hasta 25 metros por debajo del muelle con el fin de despejar el acceso de las embarcaciones, dice el buzo profesional y activista ambiental Manuel Victoria Muguira.
Eso, agrega, será una “masacre”, pues un navío que arribe en línea recta necesariamente deberá pasar por arrecifes como Punta Gorda y Bahía de Vergara, arrasando con lo que encuentre por encima de esos 20.25 metros de superficie. Incluso advierte que podría haber afectaciones en la poligonal protegida del Sistema Arrecifal Veracruzano.
“Estamos hablando de que el sistema coralino de Veracruz es el tercer arrecife de coral más importante del mundo. No me digan que una obra de esas dimensiones, una vez instalado su estacionamiento portuario, va a respetar cuidadosamente normas ambientales”.
Y puntualiza que estas zonas rocallosas son ricas en biodiversidad de zooplancton y fitoplancton, dado que hay una variedad importante de corales, erizos, tortugas lora y verde, así como peces damisela, payasito, tijerilla, cirujano, perro cubano y charal elegante, entre otros.
Leonardo Ortiz, ambientalista e investigador del Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías adscrito a la UV, otro de los opositores al proyecto de ampliación del puerto, asegura que el “megaproyecto” se planeó sin un estudio económico, de mercado, ambiental y social, para determinar si realmente Veracruz y el Golfo de México requieren de esta infraestructura.
“¿Dónde está el estudio? ¿Quién lo avaló? ¿A quién se lo enseñaron?”, pregunta. Más bien pareciera que no tenían en qué invertir el dinero y decidieron ampliar el puerto, apunta.
“Hablan de competir con otros puertos internacionales, pero no se puede competir con Houston o con Panamá en condiciones totalmente distintas”, expresa.
Una vez que el “súper puerto” esté concluido, “si lo concluyen”, sería bueno ver el movimiento-incremento que por tonelaje diario tenga el renovado recinto portuario, dice.
“En diez metros hay vida arrecifal, especies riquísimas que van a ser arrastradas, aniquiladas por la industria y el progreso”, sostienen Muguira y Ortiz, luego de snorkelear con los enviados de Proceso en la zona de arrecifes amenazadas.
Y destacan que una de las mayores preocupaciones por la construcción de la colosal obra son los sedimentos en los arrecifes de Anegada de Adentro y de La Gallerita, que además –subrayan– podrían colapsar.
“Ni la Semarnat ni la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas elaboraron estudios de impacto ambiental, de la viabilidad del proyecto o algún tipo de estudio para justificar y avalar los trabajos ya hechos”, lamenta Ortiz.
Y señala que varios pescadores y activistas del Frente Ciudadano por la Defensa del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano, quienes incluso interpusieron un amparo ante la justicia federal, ya se echaron para atrás en la defensa del territorio, algunos por interés económicos y otros por presiones gubernamentales o laborales.
“Son empleos”
Aunque muy pocas veces se ha pronunciado al respecto, el gobernador Javier Duarte ha mostrado un gran interés por la ampliación del puerto. El priista ha dicho que no hay “magnitud ni antecedente” de infraestructura similar al megaproyecto, salvo en tiempos de Porfirio Díaz.
“Necesitamos esa inversión. La mayor obra en toda la historia de Veracruz era la construcción del propio recinto portuario con Porfirio Díaz. El megaproyecto de ahora es ampliar tres veces más ese puerto, lo necesitamos. Ahora el puerto de Houston nos está comiendo”, justificó Duarte en una de sus conferencias de prenmsa realizadas cada lunes en Palacio de Gobierno.
Según el mandatario estatal, el proyecto es “sustentable” porque los barcos de gran calado, dijo, no pueden atracar en Veracruz y “se pierden empleos”, inversiones y desarrollo económico. “Son empleos para ustedes, para nosotros, para los veracruzanos”, subrayó.
Con dicha declaración, el priista también justificó la extracción de dos millones y medio de toneladas de piedra basáltica para construir el inmenso rompeolas, material que será extraído de la reserva natural protegida de los Tuxtlas, en la comunidad de Balzapote.
Está acción ya originó la irritación de lugareños en esa región, quienes crearon el movimiento civil “La Roca No Se Toca”, apelando a que dichos cerros de material basáltico sirven como muros de contención para fenómenos meteorológicos y también son ricos en fauna y biodiversidad.
Opacidad
El presidente Enrique Peña Nieto presumió el proyecto original como una infraestructura que generará 140 mil empleos (100 mil indirectos), con una inversión superior a los 60 mil millones de pesos –39% de los gobiernos federal y estatal y 61% de la iniciativa privada–, y según estimaciones se desarrollaría en 13 años.
No obstante, al interior de Apiver algunos de sus directivos han admitido que la caída de los precios del petróleo, los recortes presupuestales y la subida estrepitosa del dólar, entre otros factores, han cambiado el esquema de financiamiento, y pudiera ser que hasta el proyecto original de la obra.
Durante más de un mes Proceso solicitó una entrevista con el director de Apiver, Ignacio Fernández Carvajal, pero luego de cuatro intentos por meter en agenda una cita, su jefe de prensa, Pedro Cruz, dijo al reportero: “El reportaje se tendrá que ir con la información que tengas… El jefe anda “ponchadito” (enfermo)”.
Ante tal respuesta se solicitaron copias del Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) de la obra y del proyecto ejecutivo, así como de las acciones que se han realizado en el recinto portuario y los permisos solicitados, entre otros puntos, lo cual quedó asentado en la solicitud de información número 0918200005515.
Dos meses después, con la eventual solicitud de prórroga, Apiver contestó que la información solicitada sólo estaba “disponible con costo”, es decir, a cambio de un depósito bancario de 25 mil 476 pesos, más 106 pesos con cincuenta centavos por “costos de envío” por copias simples. Y si el solicitante deseaba una “copia certificada”, apuntó, debería desembolsar 866 mil pesos, más los 106 por gastos de paquetería, por concepto de un compilado de 50 mil 496 hojas.
“Son las reglas del juego… Así son los lineamientos del INAI (Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales), nosotros nos apegamos a ellos”, respondieron dos empleados de la Unidad de Enlace de Apiver cuando el reportero se apersonó en las instalaciones de la dependencia federal para solicitar que le entregaran la información en una memoria USB o en un disco con costo.
Leonardo Ortiz suelta una carcajada cuando se le comenta la experiencia con Apiver para acceder a la información. Según el investigador universitario, el también pidió datos similares en la plataforma Infomex, pero a cambio le exigieron un millón 106 mil 275 pesos (solicitud de información número 09182000011614).
Le dijeron que una vez depositada esa cantidad, Apiver le haría entrega de 58 mil 412 hojas relativas a la valoración económica de las medidas de mitigación y condicionantes del MIA, el programa de manejo ambiental para la ampliación del puerto de Veracruz, así como documentos alusivos al monitoreo de la flora y fauna del Sistema Arrecifal Veracruzano, entre otros documentos.
“Es obvio que te piden esas cantidades estratosféricas para desalentarte que puedas tener esa información. Ya estamos buscando otras vías de acceder a ello. Insistimos en que ellos (el gobierno) escogieron el peor lugar para ampliar el puerto”, concluye.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: NOÉ ZAVALETA (REPORTAJE ESPECIAL).