Ella sintió como si un globo de agua caliente le hubiera explotado en la cara, segundos antes, estaba como todos los días atendiendo la taquilla del metro Eugenia; dos hombres se le acercaron y uno se llevó la mano a la espalda, sacó un arma, la dirigió hacia la ventanilla y le apuntó, ella pensó “me vinieron a matar”, y escuchó la detonación.
Inmediatamente después tenía el rostro cubierto de sangre y cientos de fragmentos de vidrio se insertaron en su ojo y piel. Logró esquivar la bala porque movió la cabeza en las últimas milésimas de segundo, aunque sí rozó y le quemó parte del rostro. Nélida Reyes Guzmán es trabajadora de taquilla del Metro del Distrito Federal e integra Intersindicalistas, Trabajadoras de taquilla, STC, México, D.F.
Aquel atentado contra su vida fue producto de su incansable lucha, reflejada en acciones para democratizar las condiciones laborales con una perspectiva de género. Ha sido víctima de discriminación y acoso laboral por parte del Sindicato del Metro de la Ciudad de México al reclamar sus derechos y a esto se suma las amenazas de violación.
Su activismo dio inicio en los años 80, y producto de la asistencia a mítines por los derechos de los trabajadores, hubieron represalias en su contra, producto de esto sufrió aquel disparo que la llevó a ser hospitalizada de manera urgente, por encontrándose gravemente herida. Sin embargo, a su salida, el hostigamiento y las represalias siguieron ya que fue enviada a laborar en la misma estación del metro, pese al trauma que ella sentía, después de aquel hecho, comenta la defensora de derechos humanos Nélida Reyes a Revolución TRESPUNTOCERO.
Ella afirma que ser trabajadora en taquilla, es un oficio despreciado por gran parte de la sociedad del Distrito Federal, asegura que “es un escalón menos que ser narco, hay una descalificación muy grande. En mi área, el 90% somos mujeres, la gran mayoría madres solteras y el único sustento familiar”.
Dentro de los principales problemas que ella ha luchado por combatir, se encuentra la discriminación por ser mujeres, el encierro al que son sometidas, “para ir al baño se debe cruzar la estación, porque solamente hay un baño. Años atrás no era posible salir de la taquilla si no tenías suplente, habían compañeras que lamentablemente no aguantaron a esperar que su reemplazo llegara del metro universidad (ellas estando en División del Norte) para poder ir al baño y padecieron accidentes, que por pena o vergüenza decidieron callar”, comenta Reyes.
La defensora y activista en su lucha ha padecido golpes por parte de los mismos directivos del sindicato, al igual que muchos de sus compañeros trabajadores, provocado por la defensa de sus derechos laborales y humanos. Actualmente la situación en el sistema Metro sigue siendo complicada, explica que “el sindicato no permite que uno como trabajador exija un aumento, justo ahora que estamos en una crisis económica en el país. Fernando Espino, dirigente del sindicato, envió un documento a la empresa asegurando que los trabajadores no iban a pedir ningún tipo de aumento, pero que a cambio se le otorgara la concesión de los comedores, es decir canjea nuestras prestaciones por prebendas para él.
Espino lo controla absolutamente todo, controla las plazas de los conductores de vías de material rodante, controla los reguladores, tiene el control de todo el metro. Tiene un poder tan grande que ha logrado tener el 100 % del control de las plazas de abril a diciembre. Su estrategia es que en todas las áreas ha metido a su gente, son varias las familias, a las que se llama ‘castas’, son muy grandes, ahí trabajan tíos, primos, sobrinos, hermanos, padres, madres; como ejemplo todas las supervisoras han obtenido plazas otorgadas por Espino, así también la mayoría de las trabajadoras de taquilla”, explica Reyes.
Es por lo anterior, según la activista, la mayoría de los trabajadores le han dado a Espino el control de su vida laboral, por ello nadie se quiere poner en su contra, ya que él siempre les recuerda que, “tú tienes la plaza por mí”, lo que hace que lo sientan como su benefactor, teniendo como otro de sus temores la alza de desempleo, y entonces prefieren no alzar la voz.
Aún con ello Nélida Reye sigue luchando, pese a las represalias, ya que además de los anteriores actualmente se ha desatado nuevamente, “una ola de faltantes”. “Las culpables al final somos los trabajadoras de taquilla, cuando se pierde el dinero. Sin embargo, a las encargadas de verificar que nosotras entregamos nuestras cuentas claras, a ellas nadie las audita, pueden decirnos tuviste un faltante de 500 pesos, o no depositaste todas las monedas de cierta denominación y te ponen los faltantes que deseen y punto.
Después de esto, te llevan a la mesa de investigación y el juez te dice que es tu palabra contra la de las cajeras, además es mucha gente te dijo que tú tienes un faltante, así que no solamente te descuentan ese dinero, sino el estímulo del mes que son aproximadamente 450 pesos y el estímulo anual que equivale a mil 700 pesos, si somos aproximadamente 2100 trabajadoras, cuántas de estas trabajadoras recibe sus estímulos anuales, si a la gran mayoría se les descuenta supuestos faltantes, es posible que ni siquiera 500 trabajadoras pueden tener acceso estos estímulos”.
En esa lógica “tan violenta del sindicato, que es juez y parte, una de las situaciones garrafales que también han cometido en nuestra contra, es lo relacionado con el equipo de cómputo y las tarjetas de recarga; nosotras en taquilla recargamos para el metro, metrobus, ecobici, sistema eléctrico y RTP y para la línea 12, que es de Carlos Slim, nosotras estamos recibiendo un solo salario y estamos trabajándole a todas estas empresas gratuitamente, porque los usuarios pueden recargar con nosotras para usar todos estos tipos de transporte, pero no existe ningún estímulo, ni prestación, es decir por trabajamos gratis”.
La realidad laboral de las trabajadoras en taquilla tiene distintas aristas, todas ellas con problemáticas difíciles, según explica Nélida Reyes. En su trabajo existe una gran negación de los valores y derechos para ellas. Ha habido distintos y muchos casos, en donde sus compañeras de taquilla han sido golpeabas por los usuarios, en el momento que salen al baño, los usuarios las han violentado, “tenemos una sociedad que nos repudia, tenemos encima un estigma, sumado a los distintos obstáculo que nos aquejan, es un caldo de cultivo impresionante para ser explotadas.
Esa violencia que tienen los usuarios frente a nosotras a la hora que van a establecer la relación compraventa, o de estar encerradas sin tener un baño y condicionadas a ir a este bajo nuestro propio riesgo, si no hay una suplente cuando la suplente está a cuatro estaciones de nosotras y tenemos que esperar a que llegue, es como constantemente quisieran decirnos que no tenemos derechos humanos”.
La derechohumanista asegura que la violencia ejercida por algunos usuarios en su contra es redituable tanto para la empresa Metro, como para el Gobierno del Distrito Federal, “si alguien avienta las monedas, me golpea, escupe la taquilla, golpea la ventanilla y me grita ‘puta’, yo no tengo porque enojarme, porque sino a mí me van a reportar y me van a citar a la mesa de investigación, me van a decir tú eres servidora pública y no tienes derecho contestar, esa es la lógica del patrón, como si nosotras no tuviéramos derechos humanos. Además ya denunciada te pueden descontar hasta seis días de trabajo, más los estímulos, pero resulta conveniente porque mejor que se descarguen los usuarios en taquilla, pues evita que no dañen sus trenes, sus instalaciones, sus torniquetes y es redituable para el metro y para el GDF, porque prefieren que haya reclamos a las trabajadoras de taquilla y no a otros servidores públicos”, asevera Reyes.
En el metro hay una lucha de trabajadoras de taquilla, que luchan por alcanzar la democracia dentro de su sindicato, ellas, trabajadoras de taquilla y no ‘taquilleras’, viven sin protección alguna, como el caso de Nélida Reyes, quien no sabía sobre protocolos de seguridad y es mucho después de llegar a formar parte de la campaña Haz Que Se Vean, promovida entre otros organismos por la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), que se dio cuenta que ha luchado y ha mantenido su vida “por pura suerte”.
La campaña ‘Haz que se vean’, tiene como propósito sensibilizar sobre la vulnerabilidad que padecen los defensores de derechos humanos en el país, quienes son ultrajados y hasta asesinados en su lucha por la defensa de derechos humanos.
En el caso de la problemática de las trabajadoras de taquilla, se busca recordar que ellas se sienten vulnerables estando atrás de un cristal, quienes muchas veces son humilladas y ultrajadas, además de minimizadas como profesionales y seres humanos, con frases comunes como: “al menos el policía fue a la academia, pero ella”, “seguro está amargada porque no le quedó de otra que trabajar aquí”, “ella no es nadie”, “es su obligación darme cambio”, “está aquí gracias a mi dinero”.