La familia de Cristopher solicitó a la CIDH que interprete el caso a la luz de los convenios de los derechos de los niños y otros tratados internacionales firmados por México, y ha pedido medidas cautelares para las víctimas, en este caso la mamá del niño asesinado, Tania Concepción Mora Alvarado, y personas cercanas a ellos.
La defensa de Mora también demandó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que ejerza la facultad de atracción y revise el asunto, así como el proceso para rehabilitar o reinsertar a la sociedad a los cinco imputados.
La madre de la víctima asegura que a casi seis meses del asesinato de su hijo, el gobierno estatal no le ha dado ningún tipo de apoyo, ni psicológico ni económico, pero admite que el proceso judicial “va bien”.
“Ha sido muy pesado, pero creo que el proceso judicial va bien, va por buen rumbo, y me gustaría que esta experiencia tan fea sirviera para que no volviera a pasar, que nunca nadie vuelva a vivir esto, que haya más sensibilidad para que la gente le dé valores a sus hijos en su casa y no vuelva a pasar”.
La mujer, quien vive con su hijo Francisco, de tres años de edad, destaca que hace unas semanas tuvo que regresar a su casa, en el fraccionamiento Laderas de San Guillermo, de donde tuvo que salir al sentirse intimidada y amenazada.
De acuerdo con Tania Mora, en su colonia no hay opciones para lo niños, y admite que ella casi no pasaba tiempo en su casa. “A las 6 de la mañana nos levantábamos, a las 7 tomábamos el camión con mi hijo (Cristopher), a las 8 estábamos en Santa Eulalia con mi mamá y lo llevaba al kínder. Allá durábamos 15 días por lo mismo, pero ese día tuvimos mala suerte”.
Recuerda que el trágico jueves acababan de llegar al fraccionamiento para pasar el fin de semana largo. “Iba a ser el 15, día de los maestros. Ya teníamos 15 días fuera y dije: ‘pues aprovecho el fin de semana para estar en mi casa’, y mire”.
Añade: “Aunque fue es un caso muy difícil para todos los papás, no creo que sea tan doloroso como no volver más a tu hijo. Si mi hijo lo hubiera hecho (el crimen), que pague su responsabilidad, pero sé que está dentro de un reclusorio, sé que tarde o temprano va a salir, va a rehacer su vida, lo voy a abrazar. Pero mi hijo no me va a decir: ‘mira mamá, tengo mi novia, mira mamá”.
Comenta que no ha podido trabajar porque está dedicada a retomar su vida y a cuidar a su hijo Francisco, de tres años de edad, quien tiene problemas de control motriz. Su mamá y los abogados la han apoyado en estos aciagos días, dice.
“Los de gobierno me dejaron sola desde que pasó todo. Si le hubiera pasado algo a alguno de sus hijos, ya lo hubieran resuelto, pero yo cuento con mi mamá y con los abogados, y él (Francisco) es mi motor, mi sostén”, comparte.
Criristopher tenía seis años cuando fue asesinado por cinco adolescentes, algunos de los cuales eran sus primos. Tres de los inculpados fueron llevados a albergues y dos más se encuentran en el Centro Especial de Reclusión para Adolescentes Infractores de esta ciudad.
Según el expediente de la causa penal que lleva el juez especializado en adolescentes del fuero común, Luis Francisco de León Merino, uno de los menores imputados, había manifestado en diversas ocasiones su deseo de matar a Cristopher Márquez, porque tenían muchos problemas con la mamá por causa de éste.
Los mismos adolescentes confesaron que planeaban huir a Guachochi, donde buscarían a la tía de una de las imputadas, de origen rarámuri, y luego irían con un hombre que también es familiar de ella para que los llevara a Sinaloa, porque supuestamente era “la mano derecha de ‘El Chapo’” y trabajarían como narcos para conseguir dinero.
Con las confesiones de padres y hermanos, amigos cercanos, y de los mismos adolescentes imputados, los agentes del Ministerio Público que participan en el juicio (Alejandra Ríos Olivas y Manuel Ricardo Huerta Sánchez) conocieron la historia del crimen y el entorno en el que se registró.
Por su parte, los abogados coadyuvantes Víctor Alonso Tadeo Solano y Yahaira Balderrama han solicitado la atención integral de los imputados y sus familias para garantizar la rehabilitación, y también han solicitado el apoyo de instancias internacionales y nacionales, como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
En las audiencias ha estado presente personal del DIF que asiste a los tres adolescentes menores de 14 años: los hermanos Valeria e Irving, y Leticia. El defensor de los adolescentes es Manuel Alejandro Aguirre.
La confesión de David
El 14 de mayo pasado los cinco imputados coincidieron en la calle donde vivían, en el fraccionamiento Laderas de San Guillermo, y encontraron a Cristopher, a quien apodaban ‘El Negrito’, y lo invitaron a jugar a los secuestros. “Él aceptó”, dijeron.
Cristopher tenía sólo seis años y casi siempre jugaba con sus primos que ahora están imputados (Valeria, Irving y Jorge, éste último de 15 años), aunque también lo maltrataban e incluso lo invitaban a fumar, de acuerdo con el testimonio de un vecino y amigo de algunos de los imputados.
En su confesión, Valeria aseguró que la mamá del niño no lo trataba bien, que éste se mantenía en la calle y todos los días iba a pedir desayuno a su mamá.
“La mamá del ‘Negrito’ estuvo casada con un primo de mi mamá”, dijo Valeria cuando la detuvieron en el municipio de Aquiles Serdán, donde se encuentra el fraccionamiento donde viven.
Por su parte, dos amigas de los adolescentes señalaron que a Irving, Valeria, Jorge y a David les gustaba matar perros, versión que han confirmado los imputados, dos de los cuales sólo señalan a Irving como el que “mata perros”.
Otro amigo de la colonia sostuvo que él también jugaba con el grupo, pero dejó de hacerlo porque por lo menos David y Valeria fumaban mariguana y a todos les gustaba matar perros, por eso, apuntó, él y su hermano se separaron de ellos.
El día del homicidio el hermano de David (es su gemelo) los vio con Cristopher y le dijeron que iban a tirar un perro. David le pidió a su hermano que regresara a la casa porque “se iba a poner fea la cosa”.
En compañía de sus papás, los cinco declararon que llevaban una perra con sarna que vivía en la casa de los tres hermanos, y llevaban una cadena con la que dirigían al animal y un cuchillo pequeño.
Los adolescentes tiraron a la perra, y en el camino se les ocurrió jugar a los secuestradores. La víctima sería Cristopher. Unos aseguran que la idea fue de David y otros que de Irving, pero todos aceptaron su participación.
“El jueves llegué de la escuela y Valeria fue por mí para acompañarlos a tirar un perro. Iba con ‘El Negrito’”.
A Cristopher le dijeron que se fuera por otra calle porque si lo veía su mamá con ellos, no lo iba a dejar ir. Iban David, Jorge, Valeria, Lety e Irving. Mataron al perro a pedradas y le prendieron el cuchillo que llevaba Lety.
Cuando decidieron jugar a los secuestradores, Valeria, Jorge y Lety se fueron con el niño hacia abajo del arroyo, y David e Irving caminaron por arriba. Según David, les propuso taparse la cara para que no los reconociera Cristopher, quien los podría acusar con su mamá.
Cuando bajaron el arroyo le taparon la cara al niño y éste comenzó a llorar. Irving le dijo que se callara porque si no lo iban a matar, luego de lo cual el adolescente menor cortó un palo de una rama y le pegó en la espalda.
Arriba de donde estaba Cristopher había espinas, las arrancaron y se las pusieron en la cara. David le tapó los ojos e Irving le puso en la boca una bolsa de un centro comercial que estaba tirada en el lugar.
“Valeria le amarró las piernas con la cadena que llevaba de su casa y le amarró las manos. Irving le puso un palo en el cuello” y se subió en él para ahorcarlo.
Luego le pidieron a Valeria que mejor se subiera ella porque está más pesada. Después también subió David y duró un rato ahí, hasta que Lety le pidió ayuda para hacer un hoyo con la navaja.
“Ya le había puesto Valeria la cadena en el cuello y Jorge lo jalaba de la cadena con el palo en el cuello. Valeria dijo que ‘El Negrito’ aún respiraba. Le aventaron piedras en la cabeza y Lety pidió el cuchillo a Valeria, le dio varias cuchilladas por las costillas”, detallaron.
Al final le echaron tierra encima y cada uno se fue a su casa, pero antes David les dijo que se bañaran para que nadie sospechara y luego salieron nuevamente, como si nada hubiese pasado. “Irving dijo que él iba a lavar la cadena y el cuchillo para que no hubiera huellas”, relataron los menores.
Alrededor de las 11 de la noche la mamá de Cristopher fue a la casa de los tres hermanos para buscar a su hijo. La acompañaron a buscarlo para que nadie sospechara. No lo encontraron.
Tania Mora dio aviso a las autoridades, quienes el 16 de mayo salieron a buscar a Christopher junto con la mamá.
El 15 de mayo Irving confesó a una amiga que habían matado a Cristopher, pero no le creyó.
Alrededor de las 10:00 horas del 16 de mayo, una agente ministerial habló con la psicóloga Sairy Yaneth del área de menores infractores de la Dirección Pública del municipio de Aquiles Serdán y del DIF municipal, quien le informó que la madre de David se había comunicado con ella para darle información sobre el caso.
David tiene una hermana de 18 años de edad y trabaja en una maquiladora. Alrededor de las 7 de la mañana del 16 de mayo planeaba irse de su casa porque tuvo problemas con su mamá. Al acercarse a David para que le ayudara a llevar las maletas, se dio cuenta que éste no podía dormir.
Ella le preguntó a su hermano qué le pasada y David le dijo que no dejaba de pensar en ‘El Negrito’. Ella creyó que era porque lo extrañaba, ya que hasta ese momento no lo habían localizado.
“David se hincaba y agarraba la cabeza, decía que lo escuchaba y se puso ‘chinito’”, declaró la hermana del imputado.
La hermana le dijo a David que se iba de la casa para ir a vivir con una tía y le pidió que la acompañara. Durante el camino, David le contó que el jueves anterior iban a jugar a los secuestradores y Cristopher sí quiso. Luego le relató todo lo que habían hecho.
Ese mismo día le comentó que planeaban irse con familiares de Lety para trabajar como narcos, porque la mamá de Cristopher ya estaba sospechando por los problemas que siempre tenía con sus sobrinos.
Cuando David confesaba el crimen a su hermana, ésta recibió un mensaje de su mamá, quien le pidió que regresara de inmediato, y la regañó. La joven le dijo a su mamá que mejor se enfocara en atender a David y que le preguntara lo que había hecho.
La madre de David se alteró y comenzó a preguntar a sus otros hijos si sabían algo y ellos sugirieron que Lety podría darle información. De inmediato se dirigieron a la casa de la adolescente y ella confesó todo.
Posteriormente David indicó a las autoridades dónde estaba el cuerpo. Los agentes llegaron al lugar y observaron que dentro de la zanja había un tenis y salía un olor fétido.
Alrededor de las 11:30 horas acordonaron el área del crimen y luego llegaron los coordinadores del Servicio Médico Forense y de Servicios Periciales, así como personal de la unidad de agentes especializados en justicia para adolescentes en conflicto con la ley.
El juez los vinculó a proceso a los adolescentes por el delito de homicidio calificado con ventaja, alevosía y premeditación, que de acuerdo con la ley se paga con siete a ocho años de internamiento.
Hasta ahora Las audiencias continúan. Valeria, Lety e Irving se encuentran en albergues a cargo del DIF estatal, y David y Jorge están en el Centro Especializado en Reinserción para Adolescentes Infractores de la ciudad de Chihuahua. No obstante, el proceso contra este último se suspendió para realizarle estudios psicológicos, psquiátricos y neurológicos que permitan confirmar o descartar un probable retraso mental.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PATRICIA MAYORGA (REPORTAJE ESPECIAL).