El mimo presentó en el mes de noviembre la parodia “Las Broncas del Bronco”, en la que se ríe de la situación actual del estado encabezado por el primer mandatario independiente en la historia.
Sin embargo, sostiene, Rodríguez Calderón ya le expresó en persona su malestar por la puesta en escena y de acuerdo con informes que tiene ha presionado a ediles para que dificulten la presentación del show político con el que “Fufito” critica al mandatario por supuestamente estar distraído por sus aspiraciones presidenciales.
“Hay alcaldes acalambrados. Y los controlan de forma muy sencilla, con amenaza, donde les dicen: ‘Si apoyas al Fufito, olvídate de que te lleguen a tiempo los cheques de la federación que van a los municipios, porque primero pasan por la Tesorería estatal’. Y con 15 días que se los retrasen, ya les rompieron su madre”, señala en entrevista.
Afirma que Rodríguez Calderón aplica una “represión silenciosa” en múltiples áreas pues ha dicho que no necesita al Congreso local para gobernar, ha linchado a las televisoras para restarles credibilidad y ha acotado las expresiones artísticas críticas, como la que representa la sátira política.
“Nos ha cerrado espacios a los artistas. Ha hecho llamadas a las cadenas televisoras para decirles: ‘Si respaldas a este cabrón, no sale el dinero que te debo’. ¿Cómo lo sé? Hablé con algunos compañeros reporteros que me dijeron off the récord ‘no te puedo cubrir Fufito hay línea de Palacio para no hacerlo. No te puedo decir nombres, porque me comprometo’”, denuncia el comediante.
“A Jaime lo están asesorando mal. Siempre tuvo piel gruesa y ahora ya no. Era conciliador y ahora es arrogante, ya no acepta crítica. Está rodeado de aduladores y nadie le dice cuando está mal. Hay metamorfosis del Jaime de la elección al de ahora, que ganó la elección”, afirma.
Heredero de la sátira política
Por la tradición del teatro político que ha presentado su familia, una parodia del Bronco era casi una obligación porque el personaje es “muy representable”, dice quien se considera el último juglar de México.
Fue contemporáneo de Jesús Martínez “Palillo”, Manuel Medel, Agustín Isunza, Tintan y otros cómicos de la legua que hicieron presentaciones de carpas en todo el país para criticar a los poderosos y fueron perseguidos y censurados en su momento.
Fufurufo abrió en Monterrey el Teatro Blanquita que primero fue de revista y luego se transformó en escenario de burlesque. Fue ahí donde “Fufito” obtuvo tablas como actor.
Después de cerrar este escenario Pedro Alejo montó obras con su padre, hasta su muerte, y luego siguió en solitario. “Las Broncas del Bronco” la hace casi en familia. Sus dos hijos Pedro III y Paula Emilia tienen pequeñas participaciones y además hay cuatro músicos en escena y un equipo de 12 técnicos.
Nacido en Monterrey, Pedro Alejo ha seguido toda la trayectoria de “El Bronco” y lo ha estudiado con meticulosidad, según afirma.
“Conozco a Jaime desde hace más de 20 años y lo que se ve ahora es un personaje de ficción, creado en el escritorio de mercadotecnia electoral con el propósito de ganar una elección. Se le instruyó sobre qué decir y qué vestir. Para comprobarlo hay que ver videos de Jaime cuando era alcalde de García, al que se presentó en campaña, que era como un predicador.
“Como teatrista que soy, hago un perfil sicológico, estudio al personaje y lo que veo en ‘El Bronco’ es una mezcla del Tunco Maclovio, El Llanero Solitario y Mario Almada. Tiene frases creadas y enquistadas en un personaje. Camina como Almada, es justiciero como El Llanero y con forma de vestir de El Tunco. Nomás le falta el rebozo”, ríe el comediante de 48 años.
El personaje se enriquece todos los días, dice, lo que complica su labor. Sin embargo, disfruta añadiendo al guion los incidentes del día para actualizarlo.
“Cada día Jaime da una declaración o muestra una actitud que me da material para estar renovando el guion. La verdad me llena de trabajo porque ya tengo una estructura y tengo que estarle agregando cada pendejada que hace a diario”, dice.
En escena se ríe del proyecto político del Bronco parodiándolo, criticando sus manías, exaltando sus excesos, su grandilocuencia.
Explica que su obra es un híbrido de dos horas de duración del teatro urbano que se hace en Nueva York, mezcla de stand up, con apoyo de elementos multimedia donde involucra a los personajes de la política en una pantalla. Todo eso mezclado con la tradición de la carpa.
Comenta que la obra va de la risa al llanto y a la catarsis total. Su papel en el escenario es el de un juglar que habla de los malos gobiernos.
Encuentra cercanía “tropicalizada” de su trabajo con el de John Leguizamo, quien presenta el show Ghetto Clown (Payaso del Gueto) en el que él solo frente al público habla de los altibajos de su vida profesional y personal.
En ocasiones, debido a la alusión directa a políticos y al narco, el público entra en tensión y se genera una especie de miedo. Por ello, dice, tiene que hacer dinámicas con ellos para que levanten los brazos, meneen la cabeza y se muevan para que se relajen.
“La obra es un simple vehículo para el empoderamiento ciudadano. Se concientiza la gente a través de la risa y sale engallada sabiendo que ella es el que manda”, dice, al referirse a los resultados de su propuesta.
Por causa del veto que dice fue impulsado desde el palacio de Gobierno, tuvo que suspender su obra. Se estrenó los días 25 y 26 de noviembre en San Nicolás, un mes después de que “El bronco” asumiera el gobierno. Dice que el Ayuntamiento panista de ese lugar complicó la presentación, pues se negó a prestar el Teatro de la Ciudad con intercambio, como suele hacerlo.
De cualquier manera montó el número regalando numerosos boletos. En esos días fue el alcalde panista de San Pedro Mauricio Fernández Garza, quien fue aludido en la obra. “Fufito” hizo chistes sobre sus polémicas declaraciones a favor de la despenalización del consumo de estupefacientes.
El cómico dice que el edil “aguantó vara” y que al final lo felicitó “por tener los güevos de hacer sátira política” y le facilitó el Teatro de San Pedro para que se presentara los días 19 y 20 de diciembre. Ahí también fue aunque tuvo que regalar centenares de entradas.
El montaje de una obra como esta requiere una inversión de entre 100 mil y 150 mil pesos. Por ello debe hacer intercambio con los ayuntamientos para que le faciliten un local. A cambio, él les regala boletos como una labor de difusión cultural. Al final de estas cuatro presentaciones, perdió dinero.
La taquilla fue menor de la esperada, dice, porque otro factor que influyó fue el miedo de la ciudadanía. “La gente muchas veces duda de ir porque está atemorizada. Creen que porque soy un cabrón que habla del gobernador me van a matar o van a echar una bomba o va a haber balazos aquí”.
Pese a estas dificultades, muchos alcaldes no le ayudan, sostiene. No se atreven a contrariar a Jaime, porque temen que les retenga el cheque de alguna partida.
Sin embargo, tiene planes de llevar la obra a otros municipios del área metropolitana y zona rural de Nuevo León. El año entrante podría presentarla en plazas como Guadalajara y el Distrito federal, aunque dice que tendría que darle un enfoque nacional sobre el movimiento independiente para hacerla más atractiva para otros públicos.
Aclara que sigue siendo amigo del gobernador independiente. Revela que en alguna ocasión, por cuestiones personales, hasta han llorado juntos. Antes Jaime acudía a ver sus sátiras políticas y se reía. Sin embargo, ahora están distanciados.
Cuando fue a decirle que presentaría una parodia sobre su persona “El bronco” se enfureció, dice “Fufito”. Lo llamó “mal amigo”. El cómico dice que se desconcertó porque el político tolerante de antes dejó de serlo al acceder a la gubernatura.
“Lo invité días antes y tuvimos un encontronazo no muy grato afuera de Palacio. Me reservo los términos específicos pero no le gustó y creo que es porque está mal asesorado”, lamenta.
Como activista siente preocupación por la trayectoria de Rodríguez Calderón. Al acceder a la gubernatura, considera, le metieron la idea de que podía ser presidente de México y por ello comienza a desatender Nuevo León. En realidad, estima “Fufito”, debería quitarse el confeti de la cabeza y saber que si quiere avanzar políticamente primero debe dar resultados en su tierra.
Pero si comienza a hacer desfiguros como, dice, lo está mostrando ahora, su fracaso puede trascenderlo a él mismo, pero parece que el político no se ha dado cuenta.
“Si Jaime la caga el proyecto de independientes se lo carga la chingada, te lo digo hablando en su lenguaje. Lo que se busca no es más que empoderar al ciudadano, los mejores hombres y mujeres, manejando los destinos del país”.
Fuente: Proceso