Ciudad de México, 30 de enero: La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) le aprobó al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) la destrucción del Manglar Tajamar en el año 2005, pero ¿cuánto cuesta un manglar? la organización internacional Greenpeace señala que si es Fonatur quien responde a la pregunta, diría que cuesta 2 mil 040 millones de pesos, cantidad que recibió por la venta de lotes en Tajamar, Cancún, donde el 16 de enero fueron devastadas 57 hectáreas de mangle para la construcción de un desarrollo inmobiliario que de acuerdo con la dependencia, dejaría una derrama económica de 11 mil 563 millones de pesos y la creación de 5 mil 166 empleos directos y 10 mil 332 indirectos.
“La visión de la industria de turismo es a corto plazo. Ellos quieren vender el patrimonio natural de México”, asegura Miguel Alejandro Rivas Soto, campañista de Océanos de Greenpeace.Respecto a los comentarios emitidos esta semana por Guillermo Haro Bélchez, titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), en los que aseguró que lo ocurrido hace casi un par de semanas en Tajamar no fue un ecocidio ni una devastación, el activista comentó en entrevista para SinEmbargo que “la autoridad intenta justificar la devastación en Tajamar, sin embargo, sí es devastación, sólo basta buscar el significado de la palabra en el diccionario”.
Por su parte, las asociaciones Organi-k, Comisión Nacional de Derechos Humanos, Faunapolis , Sea Shepherd, Anima Naturalis, Animal Heroes y Recrea A.C. puntualizaron: “existió un ecocidio toda vez que se generaron graves daños a un ecosistema. El ecosistema es el conjunto de especies de un área determinada que interactúan entre ellas y con su ambiente abiótico; mediante procesos como la depredación, el parasitismo, la competencia y la simbiosis, y con su ambiente al desintegrarse y volver a ser parte del ciclo de energía y de nutrientes.
Ayer por la tarde, la organización de Jean-Michel Cousteau, Ocean Futures Society, se pronunció en contra del “ecocidio” en el manglar y consideró que la destrucción de éste o cualquier hábitat costero, es absolutamente devastador para el planeta, para las comunidades en Cancún, México y todo el mundo.
“El destruir los manglares – que apoyan la rica biodiversidad del océano, protegen las costas de huracanes y tormentas, y limpian nuestro suministro de agua – es un absurdo absoluto. En el pasado, no lo sabíamos. Ahora lo sabemos muy bien. Tenemos que dejar de destruir los manglares en cualquier parte del planeta, debemos dejar de socavar la salud del sistema que sostiene la vida”, dijo Rubén D. Arvizu, director General para América Latina de la organización de Jean-Michel Cousteau, Ocean Futures Society.
La asociación puntualizó en su sitio web: “dos mil 40 millones de pesos suena mucho pero en realidad no lo es, se trata de un mal negocio del lado por el que se vea. Resulta que México gasta más por los daños ambientales que implica la pérdida de recursos naturales que la supuesta ganancia que recibe por vender los terrenos para la construcción de hoteles o departamentos”.
Asimismo, calificó como “ridículo” que Fonatur pretenda justificar el ecocidio en Tajamar, hable de las supuestas ventajas económicas que tendrá el proyecto inmobiliario y “pase por alto los costos por externalidades que trae consigo la degradación ambiental. Tal parece que las autoridades desconocen el valor que tiene este ecosistema”.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en 2014 el costo económico por daños ambientales fue de 910 mil 906 millones de pesos, de los cuales el 83.5 por ciento corresponden a la degradación ambiental y el 16.5 por ciento al agotamiento de recursos naturales. Esa cantidad representa 446.5 veces más que el total de la venta de los terrenos del manglar Tajamar por los cuales el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) recibió sólo dos mil 40 millones de pesos.
“Se trata de aritmética básica. El Gobierno mexicano gasta más en prevenir o remediar la degradación ambiental que las supuestas ganancias que obtiene de la comercialización de terrenos y que al final, representan pérdidas para el país y sólo un beneficio económico para los desarrolladores y las inmobiliarias”, señaló Rivas.
Estudios reconocidos por la Comisión Nacional para el Uso de la Biodiversidad (Conabio) revelan que el valor de los servicios proveniente de los manglares es millonario. Se estima que los manglares producen alrededor de 37 mil 500 dólares por hectárea cada año para las pesquerías; 6 mil 700 dólares por servicios sanitarios -aunque en México esa cifra llegaría hasta 200 mil dólares en algunas ciudades del país-; mientras que la protección que ofrecen a las costas de las tormentas, ciclones y tsunamis se contabiliza en alrededor de tres mil dólares por hectárea.
“La destrucción ambiental es un muy mal negocio, poco redituable y cortoplacista”, añadió el activista.
Greenpeace además de exigir que se detenga el proyecto en el Malecón Tajamar y que se destinen los terrenos a estudios acerca de la reforestación y la recuperación, demanda que “se ponga ojo en las leyes que otorgan las manifestaciones de impacto ambiental, ya que una vez que son concedidas no se les da seguimiento y la autoridad de relaja y no ve si las medidas se cumplen o no”.
“La declaración de Profepa está llena de contradicciones, una de ellas es que dicen que la zona ya está lo suficientemente devastada y ese debería ser el principal motivo para que busquen proteger el más mínimo rincón de manglar, sabiendo que está protegido por la ley actual”, subrayó.
PROFEPA MINIMIZA EL DAÑO AL MANGLAR: ONGs
El titular de la Profepa presentó fotografías –supuestamente tomadas en Tajamar– y negó que fueran reales. Ante esto, asociaciones como Salvemos Manglar Tajamar, Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), Centro para la Diversidad Biológica, Defenders of Wildlife, Greenpeace, entre otras, lamentaron “los intentos del Gobierno mexicano para minimizar los impactos ambientales que traen consigo la pérdida del manglar, cuyo valor social, ambiental y económico supera las ganancias comerciales por la venta de los terrenos”.
Además las organizaciones sostienen la autenticidad de las imágenes que ellos mismos han tomado para exponer “la destrucción de la zona que la Profepa no pudo constatar debido a que realizó sus inspecciones 10 días después de que sucedió el desmonte”.
“La lentitud con la que han actuado las autoridades permitió que se concretaran daños a la flora y fauna del sitio bajo el amparo de un permiso otorgado hace una década, tiempo en el que el manglar y las especies que en él habitan siguieron desarrollándose, reproduciéndose, creciendo y migrando, por lo que es ridículo que se intente justificar el daño al sitio pretendiendo que se mantiene igual que hace 10 años, como si el manglar se hubiera congelado en el tiempo esperando a que se iniciaran las obras”, puntualizaron los ambientalistas en un comunicado.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: IVETTE LIRA.
LINK: http://www.sinembargo.mx/30-01-2016/1609604