Las piezas del rompecabezas que armó la PGR se siguen derrumbando.
La PGR estableció como parte de su “verdad histórica” que el ataque a balazos contra el camión de Los Avispones de Chilpancingo, el 26 de septiembre 2014 en Iguala, Guerrero, había sido una “confusión”: jugadores de futbol “confundidos” con normalistas de Ayotzinapa, también atacados esa noche en la que desaparecieron a 43.
Sin embargo, a un año cinco meses de los hechos, familiares de las víctimas del equipo rompen el mutismo y revelan lo ocurrido en dicho ataque en el que calculan se hicieron más de 300 disparos por parte de policías municipales contra el autobús, por lo que murieron un joven jugador de Los Avispones, el chofer del mismo, así como una pasajera de un taxi que sólo pasaba por el lugar.
En un documento en poder de Aristegui Noticias -una carta entregada esta semana a María Guadalupe Murguía Gutiérrez, diputada del PAN que encabeza la comisión especial sobre el caso Iguala, firmada por “padres de jugadores y cuerpo técnico” del equipo-, se asienta una nueva versión sobre este ataque.
El testimonio documental revela que Policías Federales detuvieron a los Avispones, 20 minutos antes del ataque; y después, los mismos elementos policiacos no auxiliaron a los heridos por balas, entre ellos el joven futbolista David Josué García Evangelista, quien finalmente perdió la vida.
Los familiares exponen: “por lo ya sabido ocurrido (sic) con los normalistas, se montó un retén y desviación en el puente antes del Palacio de Justicia, donde nos pararon POLICÍAS FEDERALES (a padres asistentes que viajaron en sus autos y al mismo autobús de Avispones)”.
Frente al Palacio de Justicia en Iguala ocurrió uno de los principales ataques contra los normalistas de Ayotzinapa.
Después de unos 10 minutos, los federales “dejaron pasar indistintamente autos chicos y camiones”, pero no el del equipo de fútbol que había jugado en Iguala aquella noche.
Cuando dejaron pasar a los padres, fueron escoltados por federales hasta la caseta de la carretera Iguala-Cuernavaca. Una de las madres siguió “mensajeando” con su hijo, quien iba a bordo del camión parado kilómetros atrás, desde donde le decía que “seguían detenidos y que todos pasaban y sólo ellos seguían ahí”.
Las familias avanzaron y el autobús no. Los mensajes se cortaron cuando se perdió la señal de celular de los padres, pero después ésta regreso y con ello los mensajes siguieron.
Uno de los futbolistas le envió este mensaje a su padre: “Papá dónde estás, regrésate, nos balacearon y nadie nos ayuda, me dieron 5 balazos”.
Los padres regresaron de inmediato al lugar de los hechos, en un crucero a la salida de Iguala. Uno de ellos cuenta que vio a su hijo “como un perro en el pasto”.
“Es evidente que los POLICÍAS FEDERALES los tenían detenidos, para que los policías Municipales se adelantaran y los esperaran apostados en el fatídico crucero (de Santa Teresa) y allá fuera el ataque”, consideran los padres.
Por ello, acusan a la PF de detener a sus hijos y de ser “omisos” cuando ocurrió el ataque, presuntamente por parte de policías municipales.
Los familiares aseguran que los federales “tenían conocimiento de todo lo que estaba pasando. Y veinte minutos después de que los dejan pasar sucede el ataque”, que ocurrió entre las 11 y 12 de la noche del 26 de septiembre 2014, a la salida de la ciudad.
“Manifestamos que el ataque a nuestros hijos fue planeado, ya que fue el último en perpetrarse y 3 horas después del primero y el Ejército y Policía Federal tuvieron conocimiento y participación en los operativos y deambularon toda esa noche y no hicieron nada por parar a 22 policías (municipales)”, acusaron.
Los familiares de los Avispones revelan que los federales incluso intentaron impedir que se llevaran a sus hijos a un hospital.
“No te lo vas a llevar… Ni se atrevan”, les dijo uno de los elementos.
Uno de los testigos de los hechos recuerda que vio, dentro del autobús balaceado, a David Josué García Evangelista, quien después perdió la vida.
Calculan que fue una hora y media en la que no se le brindó auxilio.
“El cuerpo técnico y los mismos jóvenes les decían que los ayudaran, que había heridos de gravedad y se estaban desangrando y sólo se limitaban a pedirles sus nombres”, indica el texto.
En cuanto a la actuación del Ejército Mexicano la noche del ataque a los Avispones y en la que desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa, indican que los vieron “en sus camiones y con armas”, por lo que difieren de la “verdad histórica” que estableció que los soldados no intervinieron.
Además, cuando parte del equipo fue a pedir ayuda al batallón de Iguala “sólo recibieron mal trato y amenazas”, “diciéndoles que no tenían indicaciones para ayudarlos. CLARO, LA ORDEN ERA OTRA”.
Los familiares aseguran que el autobús en el que viajaban Los Avispones recibió “más de 300″ impactos de bala, pese a que en el expediente del Ministerio Público se dio una cifra menor: 170.
Además, denunciaron la desaparición de pruebas, la falta de resguardo de evidencias, así como el hecho de que el autobús atacado, de la empresa Castro Tours, ya no es resguardado por la PGR, por lo que “ya anda circulando nuevamente por las carreteras del país”, y “ya no tiene ningún orificio de las balas, ningún vidrio roto”.
Las familias también acusaron ineptitud por parte del gobierno estatal y federal, y refirieron que la Comisión de Atención a Víctimas sólo les brindó “apoyo psicológico exprés”.
Respecto a apoyos económicos, reconocieron las cantidades que han recibido hasta ahora, incluso un proyecto productivo del gobierno, el cual “se nos concedió sin presentar ningún proyecto”.
Ante ese escenario recordaron sus exigencias principales: “Justicia y castigo a los responsables; información del avance de las investigaciones; atención médica y psicológica (…)”.
Y la principal: “Verdad en la investigación, incluyendo a Ejército y Policía Federal, ya que sí tuvieron participación toda esa noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre del 2014”.
CasoAvispones.pdf by Aristegui Noticias:
“Ataque masivo e indiscriminado”: informe del GIEI
El informe del Grupo de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) detalló en septiembre parte del ataque contra Los Avispones:
A las 21:45 horas, en el estadio de Iguala que se encuentra en la salida de la ciudad hacia Chilpancingo, había terminado un partido de fútbol entre el equipo de Iguala y el equipo Los Avispones de Chilpancingo.
Tras ganar el partido y esperar el resultado ocial, el equipo de Los Avispones iba a quedarse a cenar en Iguala, pero recibió información de que en el centro de la ciudad había habido episodios de violencia. Según uno de los responsables del equipo: “nos dijeron que no fuéramos al centro porque estaba pasando algo malo y tomamos la decisión de irnos a Chilpancingo y cenar allá”.
El autobús, de la empresa Castro Tours, que había sido contratado por el equipo para el traslado, salió de Iguala a las 23 horas. Según la declaración del médico del equipo, que iba en el autobús “a la salida de la ciudad nos dijeron que la carretera estaba tomada por los ayotzinapos (sic) pero seguimos avanzando porque queríamos llegar a buena hora a aquella ciudad”.
Según otros testigos, el autobús no pudo salir normalmente, y estuvo esperando porque la policía no les dejaba seguir por la carretera hacia Chilpancingo.
Poco después el autobús pasó por la zona del puente frente al Palacio de Justicia. Más adelante, el autobús pasó por el retén de la policía municipal de Iguala, situado a la salida de la ciudad.
Durante el viaje, los miembros del equipo iban descansando y viendo una película. 12 kilómetros más adelante, en la misma carretera y en la zona conocida como el cruce de Santa Teresa, el autobús fue primero detenido por hombres armados y después atacado con armas de fuego que destruyeron los cristales, acabando con la vida del estudiante David Josué García Evangelista e hiriendo de extrema gravedad al conductor, Víctor Manuel Lugo Ortiz, quien murió poco después de llegar al hospital. El ataque dejó varios heridos, algunos muy graves.
Según un testigo, el primero en ser herido fue el chofer, por lo que perdió el control del vehículo, que se fue hacia la derecha, saliendo de la carretera y quedando varado con la puerta atorada. Según uno de los heridos graves:
“Al detenerse el autobús, los que nos estaban disparando del lado derecho, quedamos de frente nosotros a ellos y nos empezaron a disparar de frente, ahí fue donde me dieron a mi dos balazos, me atravesaron el abdomen, el hígado y le dieron a mi preparador físico, una bala le rozó el ojo y le atravesó el tabique nasal y otra le fracturó el brazo izquierdo”.
El ataque se dio desde ambos lados de la carretera y cuando el autobús estuvo detenido los atacantes dispararon de frente contra los ocupantes. Los disparos alcanzaron a uno de los futbolistas que murió en el acto, mientras otro recibía cinco disparos, y el entrenador dos disparos con perforación de órganos vitales, entre otros muchos heridos graves, lo que muestra el carácter masivo e indiscriminado del ataque que se dio a las 23:30 horas.
Los atacantes trataron de entrar en el autobús, rompiendo los vidrios de la puerta pero no pudieron hacerlo porque estaba atorada. Los reportes pidiendo ayuda al 066 y el C-4 se dieron entre las 22:53 y las 01:12 horas.
Al salir del lugar, los atacantes dispararon contra otros carros que pasaban por esa zona, entre ellos dos taxis fueron baleados.
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Aunque el informe del GIEI no se desmarca de la versión oficial a la hora de señalar que “la hipótesis más probable es que el autobús habría sido confundido con uno de los que transportaba a estudiantes normalistas”, recoge testimonios de testigos de lo ocurrido, que coinciden con la carta de los familiares de los Avispones:
Testimonio de FS: “Primero dos patrullas de federales, pero no querían ayudar. Un federal sacó su celular y preguntó: ¿Cuántos heridos hay? ¿Cuántos muertos? Lo que queremos es ayuda, no que nos entrevisten”, dijo FS. “Espérense, ahorita va a venir una ambulancia. Prés-tanos la patrulla, lo que urge es llevarlos al hospital. Los vamos a subir a la patrulla. ‘Atrévete a subirlo, atrévete’. Uno de los chavos dijo, pues, viene bien herido, ni modo que lo dejamos así, hay que llevarlo al hospital. No, a mi carro no lo suban. Ya viene la ambulancia. Yo lo estaba agarrando de las piernas y de la pompa, y el otro de los brazos. Lo tuvimos que bajar en el piso, a un lado de la patrulla. Pasó una media hora en que no pasó ni un solo carro.
El primer carro que vino llevó a tres heridos. Fueron al Batallón, pero no los querían atender. Me acuerdo que la señora llegó, la mamá, y le dio pánico, quiso llorar, gritar. Le dijo si lo iban a llevar y la patrulla dijo que no, que ya venían las ambulancias. Se tardaron un momento y después dijeron, “Bueno, entonces aquí se va a quedar mi hijo a morir. Aquí se va a morir. Mejor, deje que me lo lleve. La patrulla dice, está bien, lléveselo”.
Según otro testigo, CA: “se portaron mal, no tuvieron ni siquiera la atención de dirigirse con una manera amable. Sino todo lo contrario. Como si nosotros hubiéramos tenido la culpa. Como si nosotros fuéramos los delincuentes. Y hacen una declaración, en Loret de Mola de que llegaron a ayudarnos. Cosa que se enojan los padres por lo que le mandaron un escrito al Presidente de la República donde señalan que están diciendo mentiras, que no era cierto, no llegaron de ayudar”.
Los expertos de la CIDH siguen investigando el caso y se espera que en abril presenten un informe final. En septiembre pasado, calificaron el ataque a Los Avispones como “masivo e indiscriminado”.
FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: GUSTAVO SÁNCHEZ.
LINK: http://aristeguinoticias.com/0203/mexico/nuevo-vuelco-a-la-verdad-historica-historia-sobre-avispones-manipulada/