Miguel Núñez nunca pensó que llegaría a ser exportador. Tampoco imaginó que aprendería a cultivar espárragos. De hecho, entre risas comenta que no había probado antes esa “planta”, la cual “dicen que es buena para el cáncer”. Sin embargo, en la actualidad su producto ha llegado a cocinas de Canadá, Estados Unidos y Reino Unido.
“Desde San Salvador Atenco, Estado de México, para el mundo”, es su siguiente meta, dice el hombre orgulloso. Y está seguro de ello, pues afirma que los principales exportadores de espárragos están en Chile, “pero [en ese país] ya no se está dando como antes”, por eso ve una ventana de oportunidad en este negocio.
La historia de Miguel es una historia de emprendimiento y de resistencia. Lo primero porque quiere tener una empresa que no dependa de exportadoras “que quedan mal” y lo segundo porque no quiere vender su terreno para el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).
En entrevista para SinEmbargo, el hombre cuenta que hace unos años tuvo la inquietud por conocer nuevas técnicas de cultivo, y así fue como llegó a una empresa que se dedicaba a la exportación y le vendió sus primeras plantas de espárragos.
“En ese entonces le invertí como 100 mil pesos. Sí fue bastante dinero, pero en la primera cosecha se pudo cubrir con todos los gastos y el mantenimiento, y aunque no tuve dinero de más, al menos me quedé con las plantas. De hecho, el espárrago es muy noble, se adapta a cualquier clima”, narra Núñez.
A pesar que Núñez inicia su nuevo proyecto, no deja de trabajar en campos ajenos como peón, o en el pueblo, para poder salir con los gastos. Sabe que si el negocio del espárrago da frutos, podrá cobrar la caja de su producto hasta en 250 dólares -casi 4 mil 500 pesos.
Pero está consciente que el camino es largo y que el éxito se consigue a base de trabajo duro y diario, con la ayuda de los demás y defendiendo la tierra que su papá le dejó, y que a la vez fue herencia de su abuelo que la ganó peleando en la Revolución Mexicana.
–¿Qué piensa del Nuevo Aeropuerto que quieren construir?
–La verdad estamos en contra. No estamos de acuerdo. El dinero se ve bien, pero luego se va. En cambio la tierra está aquí y yo puedo enseñarle a mis hijos a trabajarla.
–¿Le han ofrecido comprarlo?
–Hasta ahorita no. Tengo a varios conocidos, hasta familiares, que sí. Unos aceptaron, otros no, y a unos ni siquiera les interesa el tema o lo ignoran para no meterse en problemas. Pero cada quién. Debemos ser respetuosos de lo que decida cada quien.
–¿Sabe en cuánto han vendido la tierra?
–Sé de un familiar. Le dieron 2 millones de pesos por 10 hectáreas. Y parece mucho dinero, yo jamás he visto tanto, y quizá nunca lo vea. Pero, ¿qué pasa? Pues que ese hombre no tiene casa, sus hijos andan de borrachos y puros problemas. El dinero se va rápido; bueno, puede que sirva cuando se invierte bien, pero está difícil.
Miguel Núñez, quien además rescata patos mal heridos y los atiende en un espejo de agua cercano a su terreno, refiere que el discurso del Gobierno federal es “engañoso”, pues incluso han asegurado que las tierras de Atenco son infértiles. Pero asevera que no, que muchas personas siembran y de eso se mantienen, que en esos terrenos se dan espárragos, duraznos, lechugas y otras hortalizas y plantas originarias.
‘AVANCE’ DEL PROYECTO
El “camino de los ahuehuetes” fue el preferido del poeta y Tlatoani [monarca] Nezahualcóyotl para llegar a su sitio de recreación en Atenco, según registros del historiador de la Nueva España, Fernando de Alva. Sin embargo, en la actualidad muchos de aquellos árboles yacen inertes en el suelo, como si se tratasen de cadáveres de gigantes, regados a las orillas de lo que hoy se conoce como la calle Parque Nacional.
La tala fue producto del arribo de maquinaria pesada y del inicio del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Pero el avance demuestra que dicha megaobra está en un aparente estado de abandono.
A pesar de ello, la presencia de las autoridades permanece por medio del bloqueo de pozos, funcionarios que ofrecen programas sociales y que luego intentan convencer a los campesinos de vender sus terrenos, de acuerdo con denuncias de los propios habitantes.
El sitio Web del proyecto indica que desde el 2015 debió iniciarse la construcción para que en 2016 sigan las pruebas y certificaciones, pero nada de eso es visible. De hecho en el mapa interactivo se proyectan algunos avances, pero en el terreno no existen.
El 8 de julio de 2015, Gerardo Ruiz Esparza, Secretario de Comunicaciones y Transportes, anunció la estrategia de los 21 paquetes en que será dividido el proyecto del NAICM. Hasta la fecha, de acuerdo con dicho plan, se debió cumplir con las licitaciones de: nivelación de terreno, drenajes pluviales y sanitarios, cimentación de la terminal, sistema eléctrico, tres pistas, torre de control y un centro de control.
No obstante, en campo sólo se puede apreciar la construcción de una caseta que no rebasa los tres metros cuadrados.
Al norte del pueblo de San Salvador Atenco, perteneciente al Municipio de Atenco, se encuentra la zona donde se pretende construir esta nueva terminal aérea. Justo en ese campo abierto existen espejos de agua y diversas especies de patos. A unos kilómetros de la línea limítrofe se ubica el cerro Huatepec [cerro en el agua, en náhuatl], en el cual existen vestigios de asentamientos humanos prehispánicos y piedras con grabados.
Ignacio del Valle Medina del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) informó que la maquinaria la están ubicando en la periferia y que existen algunas obras indirectas al proyecto, pero las están realizando con el pretexto de progreso, Como fue el caso de la pavimentación de la calle Parque Nacional y el cerco en el Parque del “Contador” o de “Los Ahuehuetes”.
“Ellos quieren acabar con todo esto. Y no me refiero a los políticos, porque ellos son las marionetas de los empresarios. No sólo terminarán con nuestra forma de subsistir, sino que quieren terminar con nuestros orígenes que tienen raíces muy profundas”, dijo Ignacio.
José Antonio Lara Duque, del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero, explicó que la razón que la maquinaria no entre de lleno, es porque desataría un conflicto entre los pobladores de Atenco.
Y es que Atenco está conformado por varios pueblos. Muchas de sus comunidades se dedican a diferentes actividades económicas, relacionadas con la tierra o con productos de la naturaleza.
Ignacio del Valle aseguró que no sólo la lucha de muchos habitantes de estos pueblos tiene que ver con la actividad agrícola, sino con garantizar el futuro de sus hijos o nietos y con las personas que viven en colindancia, pues Atenco sigue siendo un pulmón para la Ciudad de México.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: SERGIO RINCÓN.
LINK: http://www.sinembargo.mx/09-03-2016/1633564