En la ofrenda a las víctimas, ubicada en los arcos de palacio de gobierno, los 50 representantes de organizaciones de los cinco países se encontraron con el poeta Javier Sicilia, quien los recibió. Luego, varios de los representantes ofrecieron sus testimonios de vida en relación con las consecuencias de la guerra contra las drogas en sus países.
En su oportunidad, Neil Franklin, expolicía estadunidense que encabeza una organización de exagentes que combaten la guerra contra las drogas, expresó su solidaridad con la caravana. Además, dijo que él se integró a esta lucha en 2012, cuando Javier Sicilia y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad recorrieron Estados Unidos.
Advirtió que la lucha es de largo aliento, pero que sabe del coraje y la valentía de mexicanos y centroamericanos, y expresó su esperanza de que al final el movimiento triunfe, porque la guerra contra las drogas produce miles de muertos al año.
Por su parte, el obispo Martín Barahona, proveniente de El Salvador, advirtió que a pesar de que en 1992 su país firmó unos acuerdos de paz en el Castillo de Chapultepec, en Ciudad de México, la verdad es que sólo fueron acuerdos para la fotografía, pues en realidad la paz no ha llegado al país centroamericano.
El objetivo de la caravana, que estará este sábado en la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Guerrero, es “abrir un diálogo honesto y dar paso a políticas alternativas de drogas, destacando el costo social de la prohibición y la guerra contra las drogas y priorizando el respeto a los derechos humanos y la disminución de la violencia”.
Los participantes son expertos en el tema de la guerra contra las drogas, líderes de movimientos sociales y familiares de víctimas de desaparición, asesinato y demás consecuencias de la guerra. En Chiapas se reunieron con sobrevivientes de la masacre de Acteal, en la Plaza de la Paz en San Cristóbal de las Casas.
De acuerdo con los participantes, “la guerra contra el narcotráfico ha llevado a la militarización de las fronteras y la criminalización de las personas migrantes. Miles han perdido la vida, otros miles están desaparecidos y otros están desplazados”.
Pero, además, “el fenómeno de la migración forzada es uno más de los impactos de esta mal llamada guerra contra las drogas, que es en realidad una guerra contra la sociedad en general. ¿Cómo romper los ciclos de violencia que ha provocado esta guerra? ¿Qué alternativas existen? Acompáñenos para platicar sobre estos temas y la realidad mexicana en la zona fronteriza”, dice un documento de la caravana.
El próximo domingo se espera que la Caravana participe en un acto de denuncia pública en las fosas clandestinas de la Fiscalía General de Justicia de Morelos, ubicadas en Tetelcingo, donde fueron depositados 150 cuerpos el 28 de marzo de 2014, muchos de los cuales no cuentan con perfiles genéticos, ni algún tipo de identificación.
Este sábado 9 participarán en un encuentro con la Asamblea Nacional Popular de Ayotzinapa, en las instalaciones de la Normal Rural; luego participarán en un acto público en el zócalo de la capital de Guerrero, en Chilpancingo, y finalmente, por la tarde, develarán una placa y realizarán una marcha en la ciudad de Iguala.
El domingo estarán en la Ciudad de México y luego continuarán su periplo hacia Monterrey, y después Estados Unidos. La Caravana concluirá en Washington, donde realizarán distintos eventos y pronunciamientos críticos de la guerra contra las drogas.