Explicaron que en México hay 2 punto 2 millones de trabajadoras del hogar que reciben un salario, de las cuales, casi 90 por ciento se dedica a la limpieza de hogares particulares, 8 punto 2 por ciento al cuidado de otras personas y el 5 por ciento como lavanderas y/o planchadoras de ropa.
Otras violaciones a los derechos humanos que enfrentan estas mujeres, acusan, son sus jornadas de trabajo exceden lo establecido en la ley y no reciben pago por horas extras, la mayoría de ellas no tienen vacaciones ni reciben aguinaldo, “muchas de ellas padecen violencia psicológica, económica y sexual así como tratos discriminatorios como no permitirles hablar en su lengua indígena.
Según información de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en América Latina y el Caribe el trabajo doméstico es una de las ocupaciones más afectadas por la informalidad. Se estima que en la región alrededor de 18 millones de personas se dedican al trabajo doméstico, de las que un 77 punto 5 por ciento están en la informalidad y las bajas tasas de afiliación a la seguridad social, los reducidos ingresos, las dificultades para la inspección o la falta de mecanismos para la negociación colectiva desprotegen a este sector frente a la informalidad y lo ubican como una de las ocupaciones con mayores déficits de trabajo decente.
El 93 por ciento de las trabajadoras domésticas son mujeres, lo que convierte a esta ocupación en una de las más importantes para las mujeres de la región. De hecho, el trabajo doméstico y de cuidados –el trabajo reproductivo– ha sido históricamente un trabajo asignado a las mujeres y realizado en el hogar sin ninguna remuneración, siendo esta una de las razones de su poca valoración social y de las difíciles condiciones de trabajo en que se desarrolla.
A lo anterior se suma la indiferencia de gobiernos y sindicatos para proteger los derechos laborales de estas mujeres, “el trabajo del hogar, de la maquila, el agrícola y el empleo temporal –en los que participan principalmente mujeres– conforman los sectores laborales más marginados en México, y a la vez son los más invisibilizados por el gobierno federal y los sindicatos, lo que orilla a que las trabajadoras se conviertan en defensoras de los Derechos Humanos (DH) laborales”, así lo explicó a Cimacnoticias, Norma Cacho integrante de ProDesc y responsable de la Coordinadora Nacional de Defensoras de Derechos Humanos Laborales.
Las empleadas del hogar, abundan, no tienen una regulación de trabajo que se equipare al de los otros sectores, y México se niega a ratificar el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre seguridad social para ellas; mientras que las trabajadoras de la maquila tienen una historia amplia de explotación en sus centros de trabajo en todo el país, lo que repercute en su salud y la vida de la comunidad.
Según el Informe Políticas de formalización del trabajo doméstico la OIT, México ocupa uno de los últimos lugares en América Latina en proporcionar acceso a seguridad social a las trabajadoras del hogar que aunque legalmente tienen derecho al salario mínimo, aún se permite el pago en especie, el cual representa entre 20 y 60 por ciento de sus ingresos.
Por lo anterior la OIT urge a que los países revisen la normativa laboral para eliminar todos los elementos que discriminan a las trabajadoras domésticas y actualizarla de acuerdo a los estándares del Convenio 189, sobre las trabajadoras y los trabajadores doméstico y acompañarlas de políticas públicas que abonen a reducir las brechas de desigualdad entre los derechos laborales de quienes trabajan en estos ámbitos y el resto de las y los trabajadores.
FUENTE: DESINFORMÉMONOS.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: https://desinformemonos.org/trabajo-domestico-labor-estigmatizada-y-realizada-por-mujeres-indigenas-rurales-y-urbanas/