Ciudad de México, 23 de octubre (SinEmbargo).– ¿Una nueva batalla entre cárteles se libra en Tijuana? Todo indica que sí, y esta vez, a diferencia de 2008, es el Cártel de Sinaloa al que buscan desplazar. ¿Quién? Lo que queda de la estructura criminal armada por los hermanos Arellano Félix, de la mano del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
De acuerdo con especialistas, es difícil que esta nueva disputa genere los niveles de violencia que se registraron entre 2008 y 2010 en esa ciudad fronteriza –cuando un poderoso Cártel de Sinaloa llegó a quitarle el control al menguado grupo criminal de los Arellano Félix–, pues ahora son tres grupos criminales los que entran a la batalla: uno que está “diezmado” [el de los Arellano]; otro en proceso de reconfiguración [el de Sinaloa], y uno más [el de Jalisco] que, aunque tiene fama por sus intervenciones “radicales y violentas”, en la frontera tendrá que adoptar ciertas “reglas”.
Sin embargo, alertan, que la seguridad en esa ciudad ha mostrado señales de un serio deterioro desde el año pasado, mientras las autoridades aún no reconocen lo que en realidad está sucediendo, y lo tratan sólo como disputas del narcomenudeo.
Vicente Calderón, periodista fronterizo y director del sitio Tijuanapress, consideró que “hay riesgo de que si no se actúa de manera adecuada y se acaba con la simulación presente en las autoridades mexicanas, [Tijuana] puede regresar a los periodos más graves de la violencia”.
Desde su experiencia como reportero, dice Calderón, ha podido registrar un aumento de los ataques armados en esa ciudad. Sin embargo, la autoridad trata de minimizar estos hechos diciendo que se trata de disputas del “narcomenudeo”, pero no de grandes cárteles. “El estar negando la verdad ha dejado crecer la problemática”, criticó.
Lo cierto es que septiembre pasado se convirtió en el mes más sangriento en Baja California [con 128 homicidios] desde noviembre de 2008 [cuando hubo 160]. Para la ciudad de Tijuana, el mes pasado fue el más violento en lo que va del año, con un promedio de 2.6 asesinatos al día y un total de 80, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
A partir de 2008, en plena guerra contra el narcotráfico, en Tijuana se libró una sangrienta batalla. Teodoro García Simental, quien había desertado de las filas del Cártel de Tijuana, y con el respaldo del Cártel de Sinaloa, emprendió una lucha para disputarles la plaza al grupo criminal de la familia Arellano Félix –que desde la década de 1990 construyó ahí una de las más poderosas organizaciones de tráfico de drogas del país–, en ese momento a cargo de uno de los sobrinos, Fernando Sánchez Arellano, “El Ingeniero”.
“El Teo”, detenido en La Paz el 12 de enero de 2010, desató una masacre en esa ciudad. Las ejecuciones eran brutales: cuerpos colgados en puentes o mutilados, y restos humanos disueltos en ácido comenzaron a aparecer por la ciudad. Con él se hizo famoso el término del “pozole” y los “pozoleros”. Santiago Meza López, “El Pozolero”, quien trabajó para García Simentel, confesó que por órdenes de “El Teo” habría desintegrado unos 300 cadáveres en ácido durante esos años.
Las cifras que dejó esa disputa son inciertas. Algunos ponen al 2008 como el año más violento en Tijuana, otros dicen que fue 2010.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el año más violento en la historia reciente de esa ciudad fue el 2010, con mil 257 asesinatos registrados, un promedio de 3.4 homicidios diarios. Los mismo datos refieren que en 2008 hubo en Tijuana 736 asesinatos (con un promedio de dos diarios) y en 2009, mil 115 (con tres homicidios diarios en promedio).
Sin embargo, según cifras del SESNSP -quien no proporciona datos de este delito en Tijuana de esos años-, detallan que en todo Baja California se registraron unos 853 homicidios dolosos en 2008; 750 en 2009 y 884 en 2010.
El doctor José María Ramos, profesor-investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), sede Tijuana, recordó que desde hace 10 años los estados de la frontera norte de México, entre ellos Baja California, están dentro de los considerados como los de mayor incidencia delictiva del fuero común y del fuero federal, situación que está relacionada con la actividad del crimen organizado.
En septiembre de 2008, los cadáveres de 16 personas fueron abandonados en calles de Tijuana. Foto: Cuartoscuro
En diciembre de 2008, el Teniente Coronel en retiro Julián Leyzaola fue nombrado Secretario de Seguridad Pública de Tijuana y el General Alfonso Duarte Mújica, designado como comandante de la II Región Militar que comprende Baja California, Baja California Sur y Sonora. A su llegada, Duarte instauró un solo orden policial bajo su mando, que agrupaba a las fuerzas civiles y a las de la federación. Por su parte, Leyzaola hizo alianzas con Duarte y con el gremio empresarial. El jefe de la seguridad pública en Tijuana incluso instauró un grupo de Operativos Especiales con 70 elementos que él mismo seleccionó.
La pacificación de Tijuana que ambos hombres lideraron se aplaudió por todo el país e incluso en Estados Unidos. Sin embargo, tras de Duarte y Leyzaola se acumulaban decenas de denuncias por abusos y tortura.
De acuerdo con el periodista Vicente Calderón, la intervención del Estado en Tijuana durante la ola de violencia de 2008 “fue decisiva” y como resultado se obtuvo que los delincuentes modificaran su forma de trabajar y redujeran los niveles de violencia.
“Redujeron el nivel de impunidad. Sigue habiendo impunidad, pero no como los mismos niveles que tuvimos en la época de mayor violencia en la ciudad. Es importante reconocer el logro de la autoridad”, destacó.
El comunicador consideró que lo que sucedió en Tijuana fue un ejemplo de que cuando la autoridades tienen voluntad, se aplican y se coordinan, “pueden no acabar con el narcotráfico, pero sí reducir los niveles de violencia”.
En Tijuana, abundó Calderón, “los narcotraficantes al final son comerciantes y si el negocio se les ve afectado, ellos deciden cómo reducir sus pérdidas económicas”. Resultado de ello, señaló, se pudo reducir la violencia por el narcotráfico, pero éste se incrementó de manera significativa.
El periodista explicó que Tijuana, si no es la ruta más importante para llevar droga a Estados Unidos, sí es una de las tres primeras y probablemente la más organizada.
El comunicador reconoció también la labor del ex Secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Julián Leyzaola, quien “fue un protagonista muy valioso en este choque contra las empoderadas organizaciones criminales”. Además del General Duarte Múgica quien, señaló, “era un tipo de armas tomar”. Sin embargo, reconoció, no debe de olvidarse de las quejas de abusos en contra de ambos.
Sobre la pacificación de la ciudad de Tijuana, el académico del Colef, José María Ramos coincidió en que se debió en gran medida al liderazgo por parte de la estructura militar que se llevó a cabo en esa ciudad.
“En esa coyuntura hay recordar que se encontraba como Secretario el Teniente [Julián] Leyzaola, eso permitió una mayor cooperación, una comunicación. La política pública implementada por Leyzaola a nivel municipal de despido, de control de corrupción, fue una política muy productiva. Que coordinada y apoyada por la estructura militar, [en ese momento] se encontraba el General [Alfonso] Duarte, fueron factores que lograron, desde mi punto de vista, una disminución importante [de la violencia]”, precisó.
UNA NUEVA DISPUTA EN TIJUANA
El doctor José María Ramos señaló que en estos momentos en Tijuana se puede hablar de tres grupos criminales: uno que está “diezmado” [el de los Arellano Félix]; otro en proceso de reconfiguración [el de Sinaloa]; y el Cártel Jalisco que “tiene una capacidad de influencia de intervenciones mucho más radicales que la capacidad de negociación que tenía en su momento el grupo Sinaloa”.
Sin embargo, precisó, el comportamiento del Cártel Jalisco en Tijuana no puede ser el mismo que en otros estados del país, como Guerrero y Muchioacán -donde han sido muy radicales-, pues señaló que la cercanía con sitios como California y San Diego exigen a los grupos criminales que operan en la zona se tienen que adaptar a “ciertos comportamientos”. Explicó que la acción de estos grupos se minimiza de manera muy radical en esas ciudades fronterizas, pues operan bajo ciertos “valores del Estado de derecho, de ’si te portas mal, te voy a sancionar’”.
Ramos consideró que la violencia que se ha registrado en los últimos meses en esa ciudad fronteriza “se puede atribuir a una situación que tiene que ver con la búsqueda de espacios entre los grupos delictivos”.
Para el periodista Vicente Calderón la creciente violencia en Tijuana se debe a diversos factores, y uno de ellos es una nueva reestructuración del Cártel de los Arellano Félix y su unión con el Cártel Jalisco Nueva Generación, así como la “pelea” con el Cártel de Sinaloa.
En el caso de Tijuana, dijo, existe “una recomposición del hampa”, y explicó: “tiene que ver primero con un intento de recuperación de las estructuras de lo que fue el cártel de los Arellano Félix, que por más que las autoridades de ambos lados de la frontera hayan declarado muerta, una y otra vez, tienen toda una infraestructura que sirve para el contrabando a gran escala de la droga”.
La nueva estructura, detalló Calderón, busca retomar el liderazgo en la zona. Incluso se habla de un descendiente de la familia de los Arellano Félix, al que apodan “El Piloto”. De acuerdo con información difundida por el semanario Zeta, en marzo de este año, se detalla que es “El Piloto” Arellano Corona, al parecer uno de los hijos de Benjamín Arellano Félix, es quien está comandando la reestructuración del grupo criminal.
“Desde hace algún tiempo está tratando de recuperar parte del poderío que tenían aquí”. Además, se habla de una vinculación de esta nueva generación del Cártel Tijuana con el Cártel Jalisco Nueva Generación. Esa alianza ha sido bautizada ya como el Cártel Tijuana Nueva Generación.
Esa reestructuración se empezó a detectar desde el año pasado, cuando muchos de los lugartenientes que tenían algún vínculo con los Arellano Félix empezaron a resurgir o ser ejecutados.
Cuatro cadáveres descuartizados fueron localizados el pasado 3 de septiembre en un bulevar de Tijuana. Foto: Cuaroscuro
Por otra parte, explicó, está la resistencia que el cártel de Sinaloa ha mostrado: “Quien pareciera era el ganador de buena parte del control tras la lucha del 2008 en adelante”.
Para el doctor José María Ramos a diferencia de la violencia que Tijuana vivió entre 2008 y 2010, en la actualidad sería poco probable que alcanzara los mismos niveles, pues el grupo criminal de los Arellano Félix no cuenta con la misma fuerza que hace algunos años, ni tampoco el cártel de Sinaloa tiene la misma influencia en la zona.
“La incidencia sería de otra naturaleza, yo lo veo difícil. El reto para la política pública es cómo entender ese tipo de contextos y sobre todo de generar una serie de políticas transversales orientadas a entender toda esta complejidad”, dijo Ramos.
Ramos destaca además otro factor relacionado a este repunte delictivo, y explicó que no sólo está presente en Tijuana, además es algo que se réplica en Ciudad Juárez: el cambio de poderes, que en ambos casos ha sido por un partido de alternancia al saliente y de rotación de funcionarios públicos.
“Esa situación ha sido aprovechada por los grupos delictivos para aprovechar esos vacíos en términos de mayor incidencia, de mayor violencia”, señaló.
En Tijuana por ejemplo, el Partido Acción Nacional (PAN) recuperó en las recientes elecciones el poder con su candidato Juan Manuel Gastélum Buenrostro. Ese municipio había sido gobernado en los últimos dos periodos (de 2010 a 2016) por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Mientras en Ciudad Juárez, desde junio pasado, cuando el PRI perdió la Gubernatura en Chihuahua, esa ciudad ha visto un repunte de violencia.
En septiembre pasado, el Ejército aseguró un inmueble en Tijuana donde presuntamente encontraron un fuerte cargamento de droga. Foto: Cuartoscuro
¿POR QUÉ TIJUANA ES TAN IMPORTANTE?
El especialista José María Ramos recordó que históricamente Tijuana ha sido el área de cruce del cerca del 60 por ciento de mariguana, de cocaína y metanfetamina en los últimos 15 o 20 años. Lo anterior por su cercanía con centros de ciudades como San Diego, Los Ángeles y San Francisco.
“Eso ha facilitado una serie de procesos de cooperación o de integración entre los mismos grupos que participan en esta frontera. [Ellos] Trascienden o generan redes fronterizas que les permite su posicionamiento del otro lado”, dijo.
Estos grupos criminales además aprovechan los procesos de legalización de la mariguana en el país vecino en ciudades como California.
Por su parte, el periodista Vicente Calderón consideró que el enfrentamiento de las autoridades con los delincuentes, entre 2008 y 2010, habría generado, irónicamente, que Tijuana se convirtiera en una de las rutas más seguras para el tráfico de drogas.
El periodista coincidió en la importancia histórica de Tijuana para el tráfico de drogas en la frontera norte del país. Incluso, dijo, ha sido una ruta tan importante que el grupo que mantenía el control podía rentarla.
En 2010, recordó el periodista, en en esa ciudad era conocido que la Familia Michoacana o Los Templarios “rentaban la ruta, ellos pagaban piso y usaban la infraestructura de los grupos criminales [en la zona]”.
En este sentido, probablemente la plaza de Tijuana es la más productiva de las rutas. Lo anterior, explicó Calderón, “porque en general [en la zona] ha habido una consolidación de la visión empresarial. [Los cárteles] entendieron que controlar su estructura criminal era el mejor negocio para ellos”. Probablemente los grupos criminales en la zona le dan más importancia al tráfico de drogas a gran escala que el narcomenudeo.
El comunicador abundó que la intervención del Estado en los años de mayos violencia en esa ciudad hizo que los criminales se vieran obligados a reducir los índices de violencia. Reconoció que en el periodo de 2008 sí logró bajar los índices de corrupción e infiltración de las policías.
“Al encontrar esta situación los traficantes, que buscan el negocio más productivo –que es el contrabando y no el narcomenudeo– decidieron: ‘mueve la droga, pero no hagas tanto escándalo’”, precisó.
Sin embargo, alertó, esta situación cambia cuando llega gente que se “siente con más poderío, con más impunidad, y que ven que hay ciertos niveles de impunidad que les permite aventurarse a actuar con mayor desfachatez”.
Calderón consideró que en Tijuana se están llevando a cabo acciones de las autoridades estatales, del Ejército y de la Policía Municipal. Sin embargo, dijo, lo que no se está viendo es el trabajo del Gobierno federal, ni de la Procuraduría General de la República (PGR) ni de la Gendarmería Nacional.
Fuente: Sin Embargo
Autora: Ilse García
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