Entre los estados de San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz la gente desaparece por centenas. Las familias de las víctimas llevan al menos siete años denunciando este hecho, y las autoridades llevan el mismo tiempo intentando ocultarlo. Sólo hasta hace poco –y eso gracias a la inmensa presión social– el problema ha comenzado a reconocerse. Pero las cifras no cuadran; de hecho, su difusión parece estar motivada políticamente, y las investigaciones aún no dan resultados…
Los potosinos han vivido en carne propia, con toda su crueldad, la saña de los grupos del crimen organizado y la colusión de gobernadores y funcionarios, que han convertido a esta entidad, junto con Tamaulipas y Veracruz, en una suerte de “Triángulo de las Bermudas” de la muerte. La gente simplemente desaparece.