Para Miriam Rodríguez Martínez y Javier Valdez, otras víctimas más de la imbecilidad y la corrupción de las partidocracias y el Estado.
La contraproductividad es un término acuñado por Iván Illich en los años setenta del siglo pasado. Se refiere al hecho de que pasados ciertos umbrales, el funcionamiento de una institución –lo mismo que el de una herramienta– genera fines contrarios para los que fue creada. Bajo esa premisa y a maneras de ejemplo, Illich tomó los casos de la escuela (La sociedad desescolarizada), la energía y el transporte (Energía y equidad) y la medicina (Némesis médica) para demostrarlo. Este descubrimiento del funcionamiento de las sociedades modernas de servicio puede aplicarse también a los partidos políticos.