Dos semanas antes del enfrentamiento entre militares y habitantes de Quecholac, Puebla, que dejó ocho muertos, Petróleos Mexicanos (Pemex) ya había iniciado la revisión a las gasolineras del llamado “Triángulo Rojo” para detectar la posible venta de hidrocarburo robado.
Pese a tener información que ubica a Puebla como el estado que tiene 60% de las tomas clandestinas para robo de hidrocarburos, de saber el número y ubicación de las gasolineras en la zona de mayor robo de combustible y de conocer cuánto compran y venden en realidad esos expendios, Pemex arrancó la revisión apenas el pasado 18 de abril.