Los cancunenses están de fiesta. Celebran que tras una larga batalla, Tajamar regresa a las manos de los ciudadanos y reverdece, no se convierte en una plancha más de cemento e infraestructura para turistas. Festejan que su derecho a un medio ambiente sano por fin se respeta.
SinEmbargo realizó una visita a Cancún, Quintana Roo, y observó que las 57 hectáreas de manglar que estuvieron a punto de convertirse en un enorme complejo turístico, reverdecen nuevamente después de que la madrugada del 4 de enero de 2016, un grupo de trabajadores con maquinaria pesada, escoltados por policías, ingresaran al Malecón Tajamar para devastarlo y preparar la construcción de desarrollos inmobiliarios, promovidos por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur).