Ciudad de México. Los pandilleros llegaron el otoño pasado en motocicleta, armados y enmascarados, hasta una casa en el norte de Honduras. Llevaron una sombría advertencia para los ocupantes: dejen la ciudad en 24 horas, o si no...
Laura María Cruz Martínez, otra madre soltera y los nueve niños a su cargo llenaron bolsas a toda prisa con ropa y objetos personales y salieron camino de la frontera antes del amanecer, dejando su casa abandonada con los muebles y electrodomésticos aún en su lugar.