CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El mensaje es nítido: Justo cuando, en Campeche, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) acataba la orden de Enrique Peña Nieto de eliminar los “candados” para que un advenedizo “ciudadano” sea su candidato presidencial, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, comía en el restaurante “La Docena”, de la colonia Roma, con la embajadora de Estados Unidos, Roberta Jacobson.
Esta reforma, que será sin duda ratificada en la plenaria de la XXII Asamblea Nacional del PRI, el sábado 12, no era para Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública, ni para José Narro, secretario de Salud, sino para Meade, el único de los prospectos presidenciales de Peña que no cumplía con el requisito de 10 años de militancia.