Luisa, Ángela, Andrés y Ana, como muchos de sus vecinos de los edificios del 304 y 308 de la calle Nicolás San Juan, en la Delegación Benito Juárez, llevan ahora más de 22 días fuera de casa. Y desde el 19 de septiembre, cuando fueron desalojados por el sismo, sólo han regresado en tres ocasiones, durante no más de quince minutos, para tomar algunas de sus pertenencias.
Hoy viven en la incertidumbre, porque a poco menos de un mes del sismo, no saben si sus hogares serán demolidos o rescatados. Y así como el temblor que desmoronó, hundió e inclinó sus edificios, la falta de un dictamen por parte de las autoridades capitalinas abate los ánimos de estos damnificados.