Ante la crítica no tendría por qué quedarse callado el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto (vaya, ningún Presidente), porque a diferencia de los críticos y de la sociedad en general, organizada o no, en las redes sociales o en las calles, el mandatario nacional tiene los medios, el presupuesto, el Congreso, 19 Secretarías, una Procuraduría, y el poder del Estado, para responder con hechos al señalamiento público.
No se trata pues de que el Presidente se enfrasque en respuestas de dimes y diretes cuando es el titular del Poder Ejecutivo, y en lugar de responder con crítica a sus críticos, debería responder como Jefe del Estado Mexicano, cuando la razón le asista basada en los hechos, las acciones y los resultados. Si, por el contrario, el Presidente no tiene la razón, tampoco es cosa de quedarse callado, pero sí de argumentar lo que está haciendo y lo que espera, antes de señalar con intolerancia a sus interlocutores.