María Manuel Piña, de 61 años, aún recuerda el momento en que el sismo del 7 de septiembre pasado le cambió la vida en su pueblo natal, Paredón, Chiapas. Ese día estaba cocinando y el piso de cantera saltó como si la tierra lo escupiera. Pudo resguardarse en un rincón de la cocina, pero las paredes se casi se vinieron abajo.
La casa que ocupaba una esquina en la calle, tuvo pérdida total. Los escombros fueron removidos y ahora sólo es un terreno con maleza, con un destartalado letrero puesto por la Secretaría de Desarrollo Agrario y Territorial (Sedatu) en el que se ven las fotografías del antes y después de su casa, a la que asignaron el folio 000957. Con ese numero, le dijeron, la dependencia regresaría para otorgarle una ayuda económica para reconstruir el inmueble.