El año pasado 15 activistas medioambientales fueron asesinados en México, de acuerdo con el análisis “¿A qué precio? Negocios irresponsables y el asesinato de personas defensoras de la tierra y del medio ambiente en 2017”. Las cifras se quintuplicaron en comparación con 2016, cuando se documentaron tres homicidios. El estado más mortífero para los ambientalistas es Michoacán, donde fueron asesinados cinco defensores (José Carlos Jiménez Crisóstomo, Luis Gustavo Hernández Cohenete, Francisco Jiménez Alejandre, Santiago Luna Crisanto y Felipe Ramírez), seguido de Oaxaca, con cuatro homicidios (Marciano Martínez Cruz, Rafael Hernández Cisneros, Benjamín Juárez José, Gabriel Ramos Olivera). El análisis pone el dedo sobre la llaga: Los defensores indígenas son los más vulnerables a los ataques, pues 13 de las 15 personas asesinadas pertenecían a alguna comunidad que se encontraba defendiendo su territorio ancestral.
Los asesinatos de defensores y defensoras del medio ambiente y el territorio en México han ido en aumento gracias a la corrupción, la falta de protección por parte del Estado, la impunidad, la propagación del crimen organizado y la poca participación de las comunidades en la toma de decisiones sobre el uso de su territorio, alerta Ben Richard Leather, uno de los autores del último informe de Global Witness.