Un matrimonio fue ejecutado en la cajuela de su vehículo por un grupo de hombres, quienes además abusaron sexualmente de su hija menor de edad. La adolescente también fue obligada a conducir el auto donde se encontraban los cadáveres de sus padres. La línea de investigación del crimen apunta al tráfico de drogas. La PGJE ya cateó el domicilio donde ocurrió el crimen.
Para algunos conocidos de la familia formada desde hace veinte años por Jaqueline y Andrés Martínez, ambos eran personas tranquilas, comerciantes y padres de tres hijos. Sin embargo, de acuerdo a testimonios incorporados al expediente iniciado por el doble asesinato del que fueron víctimas, una de las actividades del matrimonio era el tráfico hormiga de drogas hacia Estados Unidos.
La tarde del miércoles 10 de abril, la pareja salió de su casa porque los había citado una persona vinculada al narcotráfico en una casa de la colonia Pedregal de Santa Julia en Tijuana. Llevaron consigo a su hija Heidi, de 17 años de edad, a quien habían recogido de la preparatoria y se encontraba con ellos.