En 2011, Josué pesaba 42 kilos, tenía anemia y contrajo neumonía. Estuvo hospitalizado durante cuatro días y necesitó una transfusión de sangre. Dice que pudo haberse quedado hasta 15 días en el hospital, pero que su recuperación fue rápida porque se mentalizó que debía ponerse bien. “Todo el tiempo me decía no me quiero morir, no me quiero morir, no me voy a morir”, dice.
Y ahora cuenta que justo por eso vino a la protesta que este 2 de mayo se organizó enfrente de la Secretaría de Salud del gobierno federal, en la Estela de Luz, en la CDMX, porque no se quiere morir, y sabe que su salud se complicará sin los fármacos que toma.