La estrategia de seguridad que Genaro García Luna implementó de 2007 a 2012 con el aval del expresidente Felipe Calderón ocasionó el desmantelamiento de la fuerza investigadora de la PGR, que perdió cerca del 60% de sus elementos, en beneficio de una nueva Policía Federal que se multiplicó por cuatro, pero que fue ineficaz en reducir la violencia en el país. La tasa de homicidios en ese lapso se duplicó.
Distintos datos e informes oficiales muestran que el expresidente Calderón apoyó con un amplio número de personas y de recursos públicos al proyecto de García Luna, bajo la premisa de erradicar la violencia y someter al crimen organizado bajo la fuerza del Estado.